La escasez mundial de microchips retrasaría la llegada de nuevos teléfonos celulares, tabletas y computadoras durante los próximos meses. Este fenómeno es producto de un súbito aumento en la demanda de estos componentes, lo cual incidirá en el aumento del costo de estos dispositivos.
Ante esto, los principales fabricantes de equipos tecnológicos han comenzado a aumentar sus inventarios, lo que resulta en que su capacidad se mantenga ajustada durante todo el año.
Un ejemplo es TSMC, fabricante de chips por contrato para Apple y Qualcomm, el cual advirtió que el fenómeno persistiría hasta 2022.
En su caso, los chips para teléfonos inteligentes representaron el 45% de sus ventas durante el primer trimestre del año, en comparación con el 49% del mismo periodo de 2020.
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Los ingresos procedentes de sus plataformas y dispositivos conectados a Internet se mantuvieron en el 9% y el 4% de las ventas, respectivamente. Por su parte, sus ventas a China cayeron del 22% al 6%, mientras que América del Norte aumentaron del 56% al 67%.
Esto ha llevado a empresas como Intel a reiniciar el proceso de ensamblaje en la planta de Costa Rica y la construcción de dos nuevas facilidades en Arizona, Estados Unidos para hacer frente a este fenómeno.
La compañía estadounidense anunció los servicios de manufactura, Intel Foundry, con planes de convertirse en un importante proveedor de capacidad de fabricación en Estados Unidos y Europa, para atender a clientes de todo el Mundo, mediante una inversión de US$20 mil millones.
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Economistas de Bank of America Merrill Lynch creen que esta escasez de microchips va a marcar el inicio de 'una edad de oro para el sector', que se beneficiará de un alza de la demanda durante años, lo que, a su vez, generará buenas oportunidades de inversión.
'Después de ser vista durante muchos años como una industria cíclica, con subidas y bajadas, creemos que la industria de los chips ha entrado en una fase más atractiva a largo plazo', aseguraron.
