Centroamérica & Mundo

¿Pasos para una primavera ciudadana?

En menos de 24 horas el ex presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, pasó de estar en el poder a sentado en el banquillo de los acusados.

2015-09-04

Por: Ulrica Nagle*

El ex presidente Pérez, está imputado de pertenecer y liderar una red aduanera paralela mafiosa -La Línea-, y actualmente se encuentra encarcelado (prisión provisional) por la justicia nacional.

Poder eterno, ficción o realidad.

Hay personas que abusan de su poder cometiendo actos ilícitos y pueden hacerlo durante toda su vida, pero en otros casos, una serie de factores lleva a que ese poder casi absoluto, termine abruptamente.

La historia nos muestra que en muchos casos personajes que ostentan el poder, pueden sentirse omnipotentes e incluso impunes ante la justicia, pero también felizmente existen diferentes ejemplos en los que este tipo de abusos, no siempre tienen un final exitoso para ellos.

En un Estado donde la justicia funciona de forma independiente, los intentos por burlar las leyes generalmente son menos frecuentes. Muchos adjudican esto a un tema cultural, nuestra hipótesis es que es la eficiencia de la justicia, lo que determina la conducta humana.

Pasos para que la primavera guatemalteca fuera posible

Guatemala no era uno de esos países que se caracterizaban por una ejemplar división de poderes, más bien la corrupción era frecuente de la mano de la impunidad. Para que el ex presidente Otto Pérez Molina fuera investigado por la justicia, fue fundamental inicialmente las sinergias entre la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala de Naciones Unidas - CICIG - creada el 12 de diciembre de 2006 y la fiscalía General de la nación. La independencia de la CICIG y la honradez y valentía de la fiscal General Thelma Aldana para investigar a un gobierno en funciones, fueron las claves para que se impusiera la justicia.

Pero para que el Congreso Nacional le quitara la inmunidad de forma unánime al ex presidente Pérez Molina, fue fundamental el compromiso ciudadano de una sociedad guatemalteca, que le dio lecciones al mundo. Masivas manifestaciones que comenzaron aquel 24 de abril, con apenas 10.000 personas en el centro de la capital, y que se mantuvieron durante cuatro meses, provocaron que los diputados - incluso los que pertenecían al Partido Patriota creado en el 2001 por el mismo Pérez Molina -, votaran el pasado martes 1 de septiembre, quitarle la inmunidad que tiene el cargo, cuando se lo ejerce de manera digna.

Las sinergias entre estos tres actores fundamentales - CICIG, fiscalía General de la nación y movilización ciudadana - hicieron que aquellos que se sirvieron de su cargo para favorecerse y cometer actos ilícitos, terminaran entre rejas.

De Guatemala a América Latina

Es muy posible que el precedente guatemalteco se replique en otros países latinoamericanos. Incluso es probable que otros países en distintas regiones del mundo imiten al pueblo de Guatemala, porque la corrupción no es patrimonio exclusivo de países en desarrollo, existe en diferentes democracias: ricas y pobres.

Pero en América Latina se presentan elementos comunes que auguran cambios cualitativos desde el punto de vista político. Nuestras democracias aún tienen instituciones demasiado débiles, lo que genera que se haya abusado del estado, generando sociedades desiguales, excluyentes, pobres, violentas, además de corruptas. Guatemala es un clásico ejemplo el 20% de mayores ingresos se queda con el 54,8 % del ingreso nacional, en tanto que el 20% de menores ingresos solamente con el 4,3% (según datos de la Comisión Económica para América Latina CEPAL). Esta situación es posible por la complicidad de intereses entre actores políticos, empresariales y judiciales.

El peligro de las primaveras ciudadanas

Si bien las expresiones populares generan muchas expectativas y esperanzas en las sociedades, pueden verse afectadas por poderes que intenten aprovecharse del vacío de poder que surge durante las transiciones.

Existe el precedente de las recientes primaveras árabes, donde ciudadanos bien intencionados se manifestaron pidiendo más libertades y mejores condiciones de vida. Inicialmente lograron sus objetivos, los gobiernos que repudiaban fueron derrocados. Pero quitar a un gobernante que abusa de su poder es solo el inicio, el gran desafío es la transición y la reconstrucción de una sociedad más justa.

En Medio Oriente la inestabilidad política generó que grupos radicales y terroristas busquen tomar el poder. Entre ellos, el autodenominado Estado Islámico y lo hace a través una propuesta religiosa falsa que desencadena brutales guerras de horror.

El contexto latinoamericano

América Latina se encuentra libre del flagelo relacionado al radicalismo religioso. El problema común en los países latinoamericanos, es la enorme brecha de desigualdad social, posible exclusivamente por la corrupción entre política, empresariado y justicia.

La debilidad de las instituciones en América Latina, esencialmente en el órgano judicial, favorece a que no exista una clara división entre la vida política y el sector empresarial. Este contexto permitió que La Línea, liderada presuntamente por el ex presidente Otto Pérez Molina, fuera posible en Guatemala durante largo tiempo. El modelo de La Línea era clásico y básico, el presidente de Guatemala y la Vicepresidenta cobraban comisiones de importación a los empresarios, más bajas que las del Estado y se quedaban con el dinero provocando una monumental defraudación al fisco guatemalteco. En pocas palabras contrabando presidencial.

Pero La Línea no es la excepción en la región. El origen de los fondos de muchos grupos empresariales hegemónicos en Latinoamérica - de diferentes ideologías - es dudosa. Normalmente financian campañas políticas de alcaldes, diputados, senadores y presidentes. Esta complicidad favorece el poder del narcotráfico que se infiltra cada vez más en los partidos políticos y empresas tanto públicas como privadas.

Las problemáticas en nuestra región

Si bien en América Latina no existe el riesgo de que las primaveras ciudadanas finalicen en guerras, si se presenta el desafío de evitar que grupos empresariales hegemónicos y partidos políticos corruptos puedan servirse de un eventual vacío de poder, para seguir llevando adelante sus espurios objetivos de dominar plutocráticamente las instituciones democráticas de los estados nacionales, lo que implicaría mayores niveles de desigualdad para la región latinoamericana.

En muchos casos, narcotraficantes y empresarios que han concentrado grandes fortunas en cortos períodos - lo cual levanta sospechas sobre la legitimidad de las mismas -, capitalizan el apoyo popular, a través de la distribución de limosnas sociales, disfrazadas de responsabilidad social.

El desafío en América Latina

Guatemala, uno de los países más pobres de la región, sorprendió al mundo con una lección práctica democracia republicana. Los ciudadanos guatemaltecos saben que La Línea jamás hubiera existido sin la complicidad entre política, empresariado y justicia, por eso las voces de denuncia no solamente apuntan a la corrupción política sino también a la empresarial, con nombres y fortunas, hasta hace poco más de cuatro meses inmunes debido a la corrupción judicial.

América Latina puede tener su propia primavera ejemplarizante para el mundo entero. La primavera latinoamericana vendrá junto al clamor y voces destacadas y legítimas de sus jóvenes más activos, minorías empoderadas, mujeres y hombres honestos, intelectuales de ética y moralidad intachable y de sufridos ciudadanos comunes, hartos de tanto engaño y falsedad. Para eso, nuestras sociedades tienen que desprenderse del vicio de vender su opinión y apoyo a la política, al empresariado y a la justicia corrupta.

Estos son algunos de los pasos que los guatemaltecos nos enseñaron, y con estas lecciones llega el sueño de que América Latina, gracias al ejemplo de valentía del pueblo guatemalteco, pueda tener un futuro con mayor equidad social, transparencia y justicia.

*Analista internacional

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