Para muchos el debate sobre la libertad de expresión y sus límites es necesario que se reabra. Los derechos fundamentales se ponen a prueba cuando no existe un sano equilibrio que promueva el espíritu de tolerancia que debe caracterizar a toda sociedad democrática. Otros en cambio, sostienen que el debate sobre la libertad de expresión no debe tener lugar porque significaría el retroceso del mundo libre con la renuncia de uno de los valores fundamentales de la civilización europea.
Estos actos terroristas sin duda provocan varias consecuencias negativas para las democracias occidentales. Por un lado, aumenta la xenofobia hacia el mundo musulmán en general. Por otro lado, crece la intimidación dentro del mundo periodístico y por lo tanto se desarrolla la autocensura. Finalmente una consecuencia importante de estos actos es el ascenso de los partidos populistas xenófobos en Europa.
La seguidilla de ataques en Francia está originada seguramente en problemáticas más profundas. Francis Fukuyama en su libro "El fin de la Historia y el último hombre" de 1992, sostuvo la teoría de que la historia humana como lucha entre ideologías terminó con la Guerra Fría y que daba paso a un mundo basado en la política y economía de libre mercado. La democracia occidental triunfaría en todo el mundo. De esta forma, Fukuyama adelantaba el fin de las guerras tal cual las conocimos hasta el momento.
Pero la configuración de la política internacional es más compleja y ya en 1993, Samuel Huntington, publicó un artículo en respuesta al libro de Fukuyama en la revista Foreign Affairs. Huntington sostiene la tesis de que los Estados-Nación seguirán siendo los actores más poderosos del panorama internacional y adelanta que los conflictos más notorios en la política global ocurrirán entre naciones y grupo de naciones pertenecientes a diferentes civilizaciones.
Según Huntington, las líneas de fractura entre civilizaciones son en su mayoría religiosas y argumenta que desde el final de la Guerra Fría los conflictos mundiales han ocurrido a lo largo de los límites de las civilizaciones. Este análisis no es lejano a los actos terroristas sucedidos en Paris.
Los atentados ocurridos en Paris - como se ha mencionado anteriormente - causan diversas consecuencias en el panorama internacional. Por un lado, la xenofobia hacia el mundo musulmán en general, como sucedió luego de los atentados terroristas en el 2001 en Estados Unidos. El mundo islámico- al igual que las más relevantes religiones en el mundo - es sumamente heterogéneo a la hora de practicar y vivir su religiosidad. Muestra de esto, es que la gran mayoría de musulmanes que viven en el mundo occidental e incluso diferentes líderes religiosos islámicos repudiaron intensamente los ataques terroristas en Paris y muchos de ellos se unieron a los miles de manifestantes que se expresaron en todo el mundo.
Por otro lado, está el tema de la potencial intimidación de las redacciones periodísticas del mundo occidental libre. La libertad de expresión es uno de los pilares fundamentales de las democracias occidentales y estos ataques terroristas conllevan y posiblemente fuera uno de sus objetivos la autocensura periodística. Si bien muchos teóricos promueven el equilibrio entre derechos - como el derecho a la libertad de expresión y el derecho al respeto de la libertad de culto - para promover la tolerancia en la sociedad, defienden ante todo la libertad de expresión como un derecho supremo que caracteriza el mundo libre. Este punto de vista no entra en subjetividades a la hora de analizar que es respetuoso y que no. El ataque terrorista a la libertad de expresión se produjo en uno de los países insignia en la defensa de este derecho buscando así la autocensura en el mundo periodístico occidental. El derecho a la libertad de expresión es algo que no debe cambiar ya que es un principio inalienable que caracteriza las sociedades civilizadas.
Por último, un aspecto que preocupa y atenta contra los principios fundamentales de la Unión Europea, es el ascenso de los partidos populistas de corte xenófobo. El Frente Nacional en Francia liderado por la hija de su creador - Marie Le Pen - no tardó en condenar las manifestaciones en Paris en la que participaban más de 50 líderes mundiales que mostraron su apoyo al Presidente François Hollande y en repudio contra el atentado. Marie Le Pen, no tardó en calificarlos de payasos y en generalizar su rechazo contra musulmanes insinuando que todos son terroristas.
Huntington nos dice que la configuración política actual del mundo estará marcada por el choque entre civilizaciones. Ejemplo de esto es que los derechos fundamentales descritos en la Carta de Naciones Unidas no siempre son aceptados. La primavera árabe dejó en un inicio las puertas abiertas a pensar que podría llegar a existir una aceptación de la cultura global. Muchos musulmanes van en esa dirección y promueven la conquista de libertades individuales como derecho fundamental en sus sistemas políticos. Pero lamentablemente existen en el mundo musulmán líderes que capitalizan la pobreza y las enormes desigualdades y en las que esta aprobación de los valores básicos de la humanidad estarán lejos. Continuarán existiendo focos terroristas en crecimiento y perdurará el desprecio a los derechos fundamentales descritos en la Carta de las Naciones Unidas.
El panorama es muy complicado. Mientras sigan existiendo lobos solitarios - y en Francia muchos jóvenes musulmanes viven en condiciones de alta vulnerabilidad socio económica - y líderes populistas xenófobos como lo es en Francia Marie Le Pen, que goza de una popularidad alta, los principios democráticos fundamentales de la Unión Europea que promueven la integración estarán siendo socavados. El choque entre civilizaciones existe y no es externo a nuestras democracias: terroristas y grupos xenófobos buscan minar los sistemas de libertad y cambiar el modelo de civilización por el de la barbarie.
*Analista internacional
Twitter: @ulricanagle
