Mundialmente, las grandes compañías están orientando sus acciones hacia negocios más sustentables, con el compromiso de contribuir con un medio ambiente sostenible, a través del desarrollo y uso más eficiente de energías limpias, la reducción de emisiones de CO2, los consumos energéticos y de optimización del recurso hídrico, diseños de productos ecoamigables y la promoción del reciclaje.
Y es que el tema cobra relevancia ante la creciente mirada de la población a los problemas que se centran en la contaminación del ambiente y la utilización de la energía, y en cómo las empresas están dando pasos hacia operaciones más sostenibles que generen un beneficio social y ambiental, a la vez que vuelven sus operaciones a un modelo "verde" y rentable.
Como parte de las actividades para hacerle frente a este compromiso, se están promoviendo acciones que permitan la incorporación de las compañías a nuevos mercados mundiales. Por ejemplo, certificaciones como las ISO, ECO, RE 100 o Carbono Neutralidad se convierten en distintivos importantes, ya que bajo esta línea de sostenibilidad, se comienzan a elaborar estrategias empresariales para realizar negocios únicamente con quienes cuenten con dichos certificados, pues los mismos validan procesos de investigación, desarrollo de productos y servicios, con energías y materiales renovables bajo altos estándares de calidad.
También, hay casos de éxito globales y en nuestra región, que muestran cómo es posible utilizar materiales ecoamigables en la elaboración de productos. En nuestro caso, por ejemplo, logramos, reducir aquellos contaminantes como el plástico en procesos de manufactura, reutilizar los sobrantes en otras industrias, ahorrar energía mediante la implementación de sistemas fotovoltaicos y eliminar metales pesados adicionados como el Cadmio, Mercurio y Plomo, que son altamente contaminantes para el ambiente y la salud de las personas, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Lo anterior, se logra tras el compromiso general de la empresa con el modelo de una "operación verde" y lo que ello implica, destacando la implementación estratégica de acciones que puedan ser sostenidas en el tiempo y medibles; la inversión exclusiva para llevar a cabo el plan de sostenibilidad, considerando que algunas no serán visibles en un corto plazo o tan rentables para la empresa como se quisiera; la innovación en cuanto al funcionamiento operativo, administrativo, logístico, tecnológico, entre otros; y por supuesto, la educación que reciban los colaboradores de la compañía, ya que ellos serán siempre el primer referente externo de cómo la empresa está enfocando su negocio.
Y, aunque todo suene realizable, existen retos por superar si se quiere transformar un modelo de negocio tradicional hacia uno "verde", los mismos dependerán del tipo de operación, la industria en la que se desarrolle, la zona geográfica en que se desenvuelva, el recurso económico disponible, pero sobretodo, el conocimiento que se tenga en el tema ambiental y el impacto empresarial que éste puede generar.
Un sólido plan ambiental, que vaya de la mano con la inversión planificada y la innovación operacional de forma constante, impulsarán de forma exitosa cualquier negocio, el cual traerá consigo una mayor generación de empleo, contribuirá con la dinamización de la economía y responderá a mercados y consumidores que demandan cada vez más, productos y servicios con impacto positivo en el medioambiente y la sociedad.
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