Hace poco, un viernes a la noche en Nueva York, la fiesta fue en un hotel del centro. Alrededor de las 8 de la noche, cerca de 75 huéspedes se reunieron en una de las suites, tomando Moët et Chandon, comiendo canapés y hablando en voz alta sobre la ropa de diseño que los rodeaba. Había carteras Chanel colgando sobre la bañera, un saco Rick Owens sobre la cama y un perchero con vestidos Helmut Lang cerca de la ventana.
Bienvenidos a la nueva manera de hacer compras. Los factores clave son: el clima de fiesta, un ambiente no tradicional como un cuarto de hotel o una casa particular y, finalmente, una cantidad de artículos de marcas favoritas: algunos nuevos, otros apenas usados, y ofrecidos a precios de descuento.
El anfitrión de la fiesta en Nueva York fue Decades, una tienda de venta de ropa nueva y por consignación de Los Angeles que se especializa en artículos casi nuevos de Christian Louboutin, Manolo Blahnik, Hermès y otros diseñadores de primer nivel, a precios que oscilan entre los u$s 100 que piden por un top de Alexander Wang y los u$s 5.200 de un abrigo de piel de Lagerfeld. En los últimos dos años, Decades ha realizado eventos similares en Chicago, Dallas, Detroit y varias otras ciudades de EE.UU., y planea organizar otros en Singapur y París. Consideran que es una manera eficiente de expandir su base de clientes sin firmar contratos de alquiler para abrir nuevos locales en tiempos de recesión. 'En este momento, esto es lo que nos conviene', dijo Christos Garkinos, uno de los propietarios de Decades.
A Oona McSweeney, vicepresidenta de Mercados Especiales y Minoristas de la firma consultora de tendencias Stylesight, le entusiasma el concepto. 'Vuelve un poco a la época en la que los diseñadores organizaban eventos en las tiendas por departamentos, no tanto por las ventas sino por el marketing y para conocer a sus clientes. Ahora se puede hacer cualquier cosa por Internet, pero esta idea de Decades de ir de ciudad en ciudad para acercarse a la gente genera un tipo diferente de boca en boca'.
La idea es que el cliente se sienta un VIP invitado a un evento privado, comprando entre pares mientras toma una copa de champagne. 'A falta de una denominación mejor, se lo puede llamar personal shopping', comentó Louise Maniscalco, de LL Studio NY, una discreta casa de venta de ropa por consignación que funciona en un departamento del Upper East Side de Nueva York, donde hay hileras de carteras Hermès cerca de la cocina.
Además de recibir clientes, ella y su socia Lindsay Burka, ex compradora de grandes tiendas, organizan una fiesta mensual con una lista de invitados. 'Realmente le prestamos atención a lo que la gente quiere y seleccionamos a las personas según lo que tenemos para ofrecer', explicó.
Paper London, una nueva línea británica de ropa de seda, invitó hace poco a sus clientas a una reunión en una suite del hotel Andaz Liverpool Street en Londres, cerca de la City.
* Artículo reproducido por Cronista.com