Después de recorrer 291 kilómetros por tierra, desde Managua hasta San Carlos, y de abordar una lancha rápida por hora y media, el viajero llega finalmente al municipio El Castillo, donde se contempla sobre una colina, el monumento histórico la Fortaleza de la Inmaculada Concepción, construido por los españoles en el siglo XVII para defender al país de los ataques de filibusteros y corsarios ingleses.
En 1665, el más poderoso filibustero inglés, Henry Morgan, logró remontar el caudaloso Río San Juan y conquistar la ciudad colonial de Granada, derrotando las defensas españolas. Durante tres días se asegura que saqueó la hermosa y próspera ciudad, principal puerto comercial nicaragüense en ese tiempo, calculándose que logró un botín de más de medio millón de libras esterlinas.
A raíz de ese ataque y saqueo, las autoridades españolas ordenaron la construcción de una fortaleza militar en el Río San Juan, para evitar futuras incursiones contra Granada, la entonces capital nicaragüense. La orden de la corona española llegó a manos del general de artillería Don Fernando Francisco de Escobedo, en 1671, quien encargó la construcción al ingeniero Martín de Andujar.
El experto buscó y encontró un estratégico emplazamiento para la fortaleza militar. Una elevación privilegiada, junto a los raudales más violentos del Río San Juan, los de Santa Cruz, que los indígenas llamaban "Raudal del Diablo". En 1673 iniciaron las obras y concluyeron en 1675, bajo la dirección de Diego Gómez de Ocampo.
Esos retazos de la historia nicaragüense, junto a otros pasajes relacionados a los siglos XVIII y XIX, están expuestos en el Centro de Visitantes del Monumento Histórico Fortaleza de la Inmaculada Concepción, que está abierto al público todos los días de la semana, a precios realmente irrisorios. La entrada al extranjero cuesta dos dólares.
El Centro de Visitantes es la antesala a la fortaleza y vale la pena recorrerla. Gran parte de la historia de Nicaragua y del Río San Juan están expuestos en paneles fotográficos, en citas históricas y sobre todo, en objetos de todo tipo: utilitarios, ferroviarios, armamentos o navieros, con más de 200 años de antigüedad. Allí se aprecia desde una botella de vidrio o una lámpara de carburo del siglo XIX, hasta una rueda metálica, del extinto ferrocarril de Nicaragua, marcada con el año 1883.
"Dependiendo de la época, pero vienen bastante visitantes y turistas. Llegan de Costa Rica, Guatemala, El Salvador y de México. También de Europa, sobre todo en julio y agosto. La gran atracción es la fortaleza El Castillo", comenta Hegla Martínez, quien funge como guía del histórico monumento.
Después de superar una subida empinada, construida de piedra, se accede a la fortaleza a través de la rampa de acceso y del puente levadizo. Allí se llega a la zona donde estaba la guardia principal, el baluarte Santa Rosa, la torre El Caballero, el patrio de cuarteles y; el cuartel para desterrados. En el segundo nivel de la fortaleza, se ubicaban la capilla y vivienda del capellán, la plaza de armas, el baluarte de Santa Teresa, la prisión, el baluarte Santa Bárbara y el baluarte Santa Ana.
Horacio Nelson venció, pero huyó por el clima y las enfermedades
Martínez, la guía del monumento histórico, estima que en lista estaban inscritos alrededor de 100 a 120 soldados españoles. Aunque en 1780, cuando la atacó el oficial Horacio Nelson -futuro héroe inglés de la batalla de Gibraltar-calculan que habían casi 200 hombres, entre infantería, artilleros, mosqueteros y milicianos. Esa población militar vivía en el pequeño poblado de El Castillo, en los alrededores de la fortaleza.
Al inicio, explica, vivían sólo los soldados con sus familias y también algunos nativos. A estos se les unió, por el año 1700, recién esclavos liberados del yugo inglés. A ellos el gobernador les ofreció que si querían ser hombres libres, deberían dejar la Mosquita bajo el control inglés e incorporarse a la vida cotidiana. A esta población empezaron a llamarla "negros libertos".
Para la defensa, disponían de 20 cañones de bronce (calibres del 8 al 2), 43 cañones de hierro, 54 mosquetones y fusiles inútiles (armas de fuego) y 52 mosquetones y fusiles de poco servicio.
Sin embargo ese despliegue sirvió de poco en 1780. Ese año, Nelson, conduciendo 200 hombres, logró tomarse la fortaleza española, pero días después debió abandonarla porque el intenso calor, las lluvias eternas, los mosquitos, los suampos y las enfermedades, diezmaron a los atacantes, a tal punto que de los 200 soldados, sólo 10 regresaron sanos y a salvos a la corbeta Hinchinbroock, en la que llegó el famoso oficial inglés.
"El monumento El Castillo es el punto de mayor atracción del Río San Juan, venir aquí es el sueño para muchos", dice orgullosa la guía del lugar.
Nacionales y extranjeros cautivados por el monumento histórico
Para viajar a este sitio, declarado por el gobierno nicaragüense como Patrimonio Histórico en agosto de 1993, se debe abordar un vehículo en Managua y recorrer un total de 291 kilómetros en una carretera en muy buen estado, mayoritariamente plana. Son menos de cuatro horas de viaje, para llegar finalmente a San Carlos, cabecera del Río San Juan.
Desde el muelle de la Portuaria de Nicaragua, salen alrededor de seis lanchas turísticas a diario, en diversos horarios, que conducen al municipio y a la fortaleza de El Castillo. Las lanchas con mayor capacidad de pasajeros, son las más lentas y pueden hacer el viaje en más de dos horas.
"La mayoría de los pasajeros que viajan a El Castillo son nacionales, que llegan por la mañana y se van el mismo día, en horas de la tarde. Los extranjeros se quedan un par de días, para visitar y recorrer la zona", refiere Franklyn Mairena.
El Castillo, junto al Río San Juan, se encuentra dentro de la denominada Zona Tropical Lluviosa, donde llueve intensamente de 8 a 11 meses del año. La temperatura oscila entre rangos de 15 grados a 39 grados centígrados.
El tiempo, precisamente, ha sido el principal enemigo de la histórica construcción. En cada periodo de guerra en Nicaragua, la fortaleza se utilizaba como base militar, hasta que a inicios de los años 90 fue declarada Patrimonio Histórico por el gobierno de Violeta Barrios de Chamorro.
Gracias a esta declaratoria, pudo llevarse a cabo la primera intervención de restauración y puesta en marcha, entre 1991-1993. Mientras una segunda etapa se desarrolló entre 2005.-2006. Hoy, como resultado de ambos procesos, el museo histórico está completamente restaurado.
Dos intereses turísticos
Mildred Velásquez brinda la información turística de El Castillo. Ella confirma que una lancha llega desde San Carlos cada dos horas al día y, la mayoría de los visitantes son nacionales. Por otra parte, dos veces a la semana, martes y viernes, llega el ferry desde Granada, que viaja más de doce horas sobre las aguas del Lago Cocibolca (o de Granada) y transporta a muchos extranjeros que andan de turistas en la ciudad colonial o desde Ometepe.
"El visitante nicaragüense se inclina por la fortaleza, mientras los extranjeros lo hacen por la Reserva Indio Maíz", dice Velásquez, refiriéndose a un cuerpo boscoso de 3.000 kilómetros cuadrados, considerado el segundo pulmón de Nicaragua, después de la Reserva de Bosawás.
Hacia la Reserva Indio Maíz se ofertan tour o recorridos especiales, ya sea a caballo o a pie, de día o de noche, para ver insectos o reptiles, propios de estas zonas boscosas. También aquí se encuentra la mayor variedad de aves de todo el país, según autoridades del Ministerio del Ambiente y de los Recursos Naturales (MARENA).
"El extranjero se queda generalmente un par de días, mientras el visitante nacional se va el mismo día", señala Velásquez.
La oferta turística es todavía insuficiente, pero va aumentando en número y en calidad, al irse incorporando más familias lugareñas a la oferta de hotelería y gastronomía.
