Ocio

¿Por qué Grand Theft Auto es pieza clave en desarrollo de vehículos autónomos?

Por Bloomberg

El videojuego es una de las plataformas de simulación cada vez más utilizadas por investigadores e ingenieros para probar y entrenar a las máquinas que se están preparando para controlar el sedán familiar. Pero no es el único…

En la carrera rumbo a la revolución de la autonomía, los desarrolladores se dieron cuenta de que el día no tiene suficientes horas para hacer todos los kilómetros en las calles que los coches necesitan para aprender a manejarse solos. Por eso sumaron al Grand Theft Auto V.

El exitosísimo videojuego es una de las plataformas de simulación cada vez más utilizadas por investigadores e ingenieros para probar y entrenar a las máquinas que se están preparando para controlar el sedán familiar.

Varias empresas, desde Ford Motor Co. hasta Waymo, de Alphabet Inc., podrán jactarse de poner modelos autónomos en el mercado dentro de tres años, pero todavía queda mucho por aprender de los ejercicios de algoritmos sobre cómo reaccionar, por ejemplo, si se cae un colchón de un camión en la autopista.

Las automotrices y las empresas de tecnología tendrán que darse prisa si quieren respetar sus plazos. Los autos de prueba que recorren pistas y vías públicas adornados con láseres, sensores y cámaras no pueden andar solos.

A los simuladores nunca se les acaba la gasolina, y los de Waymo pueden manejar más de 4.8 millones de kilómetros en un solo día en los modelos.

"Depender exclusivamente de los datos de la calle es impráctico", dijo Davide Bacchet, director de las iniciativas de simulación en San Jose, California, de Nio, una startup que busca lanzar un auto eléctrico autónomo en Estados Unidos en el 2020. "Con la simulación, se puede generar el mismo escenario ad infinitum, y luego probar de nuevo".

Realismo
Por más improbable que esto pueda parecerle al lego, los videojuegos hiperrealistas pueden generar datos muy cercanos a los que pueden sacar los agentes de inteligencia artificial en la calle. Hace rato que el software de IA viene jugando a varios juegos, desde el Super Mario Bros hasta el Angry Birds, resolviendo problemas en ambientes controlados y aprendiendo mediante prueba y error.

El último título de la franquicia del estudio Rockstar Games Inc. es prácticamente tan bueno como la realidad. Tiene 262 tipos de vehículos, más de 1,000 peatones y animales impredecibles, 14 estados meteorológicos e incontable cantidad de puentes, señales de tránsito, túneles y cruces (los matones, atracos y cadáveres acumulados no son componentes fundamentales).

Pese a todos los errores tontos que cometen regularmente los conductores, el cerebro humano es muy superior a la computadora para percibir y reaccionar a lo inesperado, desde un bache y una obra en construcción hasta un niño pequeño que corre detrás de una pelota en la calle.

Ese es el gran desafío para todas las empresas que compiten por ser la primera en el espacio autónomo: cómo crear sistemas a bordo que manejen mejor que la gente y hagan que manejar sea más seguro.

Una pregunta que se viene es qué exigirán los entes reguladores de seguridad estatales y federales como prueba de que debería dársele permiso a un vehículo autónomo para andar por la calle.

Puede que haya que acumular cientos de miles de millones de kilómetros de una forma u otra. Las autoridades probablemente aceptarán una combinación entre kilometraje real y replicado, pero todavía no se han escrito las normas que dictan los requisitos.

2017-04-26

Por Bloomberg

El videojuego es una de las plataformas de simulación cada vez más utilizadas por investigadores e ingenieros para probar y entrenar a las máquinas que se están preparando para controlar el sedán familiar. Pero no es el único…

En la carrera rumbo a la revolución de la autonomía, los desarrolladores se dieron cuenta de que el día no tiene suficientes horas para hacer todos los kilómetros en las calles que los coches necesitan para aprender a manejarse solos. Por eso sumaron al Grand Theft Auto V.

El exitosísimo videojuego es una de las plataformas de simulación cada vez más utilizadas por investigadores e ingenieros para probar y entrenar a las máquinas que se están preparando para controlar el sedán familiar.

Varias empresas, desde Ford Motor Co. hasta Waymo, de Alphabet Inc., podrán jactarse de poner modelos autónomos en el mercado dentro de tres años, pero todavía queda mucho por aprender de los ejercicios de algoritmos sobre cómo reaccionar, por ejemplo, si se cae un colchón de un camión en la autopista.

Las automotrices y las empresas de tecnología tendrán que darse prisa si quieren respetar sus plazos. Los autos de prueba que recorren pistas y vías públicas adornados con láseres, sensores y cámaras no pueden andar solos.

A los simuladores nunca se les acaba la gasolina, y los de Waymo pueden manejar más de 4.8 millones de kilómetros en un solo día en los modelos.

"Depender exclusivamente de los datos de la calle es impráctico", dijo Davide Bacchet, director de las iniciativas de simulación en San Jose, California, de Nio, una startup que busca lanzar un auto eléctrico autónomo en Estados Unidos en el 2020. "Con la simulación, se puede generar el mismo escenario ad infinitum, y luego probar de nuevo".

Realismo
Por más improbable que esto pueda parecerle al lego, los videojuegos hiperrealistas pueden generar datos muy cercanos a los que pueden sacar los agentes de inteligencia artificial en la calle. Hace rato que el software de IA viene jugando a varios juegos, desde el Super Mario Bros hasta el Angry Birds, resolviendo problemas en ambientes controlados y aprendiendo mediante prueba y error.

El último título de la franquicia del estudio Rockstar Games Inc. es prácticamente tan bueno como la realidad. Tiene 262 tipos de vehículos, más de 1,000 peatones y animales impredecibles, 14 estados meteorológicos e incontable cantidad de puentes, señales de tránsito, túneles y cruces (los matones, atracos y cadáveres acumulados no son componentes fundamentales).

Pese a todos los errores tontos que cometen regularmente los conductores, el cerebro humano es muy superior a la computadora para percibir y reaccionar a lo inesperado, desde un bache y una obra en construcción hasta un niño pequeño que corre detrás de una pelota en la calle.

Ese es el gran desafío para todas las empresas que compiten por ser la primera en el espacio autónomo: cómo crear sistemas a bordo que manejen mejor que la gente y hagan que manejar sea más seguro.

Una pregunta que se viene es qué exigirán los entes reguladores de seguridad estatales y federales como prueba de que debería dársele permiso a un vehículo autónomo para andar por la calle.

Puede que haya que acumular cientos de miles de millones de kilómetros de una forma u otra. Las autoridades probablemente aceptarán una combinación entre kilometraje real y replicado, pero todavía no se han escrito las normas que dictan los requisitos.

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