Claves del día

Las máquinas rediseñan el mundo del trabajo

La tasa de reemplazo por robots de tareas que hacen los humanos es creciente y alcanza áreas sofisticadas. En la región ronda el 37%

2016-05-11

Por Gabriela Origlia, estrategiaynegocios.net

Que el mundo laboral cambió no es novedad; las máquinas vienen ganando protagonismo y no hay países que queden fuera de esa tendencia. Los expertos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) advierten que en la era de la revolución digital, la automatización "avanza a un ritmo mucho más acelerado del que se había experimentado en el pasado, con la posibilidad de reemplazar trabajo humano a una escala jamás observada; no se concentra en algunos sectores concretos, sino que afecta potencialmente a todos".

La clave está en aprovechar esos avances para generar nuevos y mejores empleos. El futuro del trabajo: ¿cuán susceptibles son los empleos de volverse computarizables?, el trabajo de los economistas Carl Frey y Michael Osborne, de la Universidad de Oxford, analiza las principales 702 ocupaciones del mercado laboral de Estados Unidos y concluye que el 47% de los empleos de la mayor economía del mundo están en riesgo de ser reemplazados por máquinas en las próximas dos décadas.

Economistas latinoamericanos trabajaron sobre un modelo al que contribuyeron fuentes como gerentes de Recursos Humanos de las empresas y plantearon la hipótesis de que, en la región, alrededor del 37% de las tareas que hoy realizan seres humanos serán automatizadas en 2030.
Por supuesto, el valor cambia en función del peso que tienen las diferentes profesiones en las estructuras económicas pero hay señales cruciales: las habilidades manuales vienen en baja de la misma manera que aquellas ocupaciones relacionadas con "transacciones rutinarias".

Los riesgos más urgentes se presentan para telemarketers, operadores telefónicos, analistas financieros o de recursos humanos u operarios de maquinaria industrial. La contracara pasa por las tareas que requieren creatividad, inteligencia social, liderazgo y capacidad analítica.

Foto: Estrategia y Negocios

Un ejemplo de que la discusión no es de ciencia ficción ni de que faltan siglos para que los robots le ganen a los hombres un puesto laboral es la foto que circula por las redes sociales de los nuevos quioscos de autoservicio de McDonald’s, que permiten ordenar pedidos utilizando una pantalla táctil, acompañado del siguiente texto "¿Cree que su trabajo vale US$15 33la hora? Le presentamos a su reemplazo". La cadena emplea a dos millones de personas en el mundo.

María Fernanda Prada, consultora de la Unidad de Mercados Laborales y Seguridad Social del BID, admite que aunque la automatización puede traer beneficios generales para la sociedad, en el corto plazo producirá "reajustes y sin duda habrá damnificados". Enfatiza que es preciso empezar por reconocer que el problema "no es tecnológico ni de escasez de empleos, sino de distribución, desigualdades y calidad". Y, en ese marco, asigna a las políticas públicas un rol preponderante para reforzar -con mejores sistemas de formación en que participen las empresas- las habilidades requeridas en actividades de difícil automatización (no solo las socioemocionales sino las que se usan para resolución de problemas, intuición, persuasión, creatividad). También apunta que se deben fortalecer los sistemas de intermediación laboral para actualizar, reentrenar y reubicar a los trabajadores que perdieron sus empleos, "con fórmulas innovadoras en términos de política social".

El docente del Massachusetts Institute (MIT), David Autor, busca reducir los niveles de ansiedad y señala que la automatización elimina trabajos pero demanda otros que son complementarios y más especializados, por lo que son mejor remunerados. Pone la lupa en un punto polémico: las máquinas reducen el costo de operación de las empresas, posibilitando su expansión y, por esa vía, la creación de otros puestos.

En su trabajo Frey y Osborne alertan acerca de que los progresos en inteligencia artificial son determinantes para que la discusión no se limite a lo que podría suceder en las industrias o en algunos empleos del sector servicios; "el campo de riesgo es más amplio porque los robots avanzados están ganando en sentidos y destreza". Están persuadidos de que seguramente habrá una transformación en la naturaleza del trabajo.

VíAS PARA REDUCIR EL IMPACTO
La consultora del BID Carmen Pagés ratifica que los trabajos rutinarios ya comenzaron a desaparecer por lo que apunta que, en la región, se debe continuar el avance para mejorar la calidad de las universidades a la vez que considera importante no seguir sobrecargando profesiones donde ya no se necesita tanta gente. Está convencida de que hay que "entender mejor" el mercado laboral, que las personas deben aprender cada vez más a mejorar su productividad apoyándose en las máquinas.

La clave es especializarse en habilidades que sean complementarias a la tecnología. Una experiencia concreta existe en la industria de la caña de azúcar en Brasil, donde el BID y la Federación de Trabajadores Rurales capacitaron a los trabajadores que cortaban manualmente el cultivo para que operaran con maquinaria pesada y pudieran, incluso, ascender. "El pasado no es un buen proyector del futuro", sintetiza Pagés.

En la región las tecnologías avanzadas ya ganan terreno en la industria automotriz, donde las empresas comprueban que los robots son más eficientes y precisos que los seres humanos y también en zonas de producción de cereales, donde máquinas guiada por GPS reemplazan a jornaleros. Los informes del BID recalcan que el sector servicios, que ya representa dos terceras partes de todos los empleos de Latinoamérica, es "particularmente vulnerable".

Menciona un programa informático para la gestión de los impuestos de una empresa incipiente en Brasil, por ejemplo, puede realizar en cuestión de segundos operaciones que requerirían miles de horas pagadas a contables. El organismo pronostica que otros sectores que representan actualmente un porcentaje importante del empleo en países de renta baja -incluidos los de indumentaria, las manufacturas ligeras, la logística y los call centers- experimentarán una automatización creciente.

Foto: Estrategia y Negocios



Pagés plantea que todavía el peso de la robotización del empleo en el crecimiento de la productividad es bajo, porque alcanza a una "parte pequeña de las economías". "Qué tan rápido ocurra el cambio a futuro determinará la capacidad de las sociedades de ir ajustándose a estos procesos". De todos modos, los expertos coinciden en que las especializaciones en sectores que involucran capitales importantes son las que más rápido se "robotizarán".

El economista experto en innovación Agustín Campero sugiere que, en materia laboral, el mayor desafío que enfrentan los países es la aplicación del conocimiento en nuevos productos, procesos de fabricación y formas de organización. Por caso, en 2004, existía la "certeza" de que fabricar un vehículo que circule en forma autónoma era imposible. Google lo puso en marcha abriendo, cuando se masifique, el interrogante sobre ¿qué pasará con los empleos ligados al transporte?

Para el economista Eduardo Levy Yetati, la robotización reintroduce el viejo dilema del liberalismo comercial, el del planteo "productividad versus empleo". Explica que en las naciones desarrolladas el proceso de desplazamiento de trabajadores de calificación media de sus empleos ocurre hace tiempo por dos factores: la incorporación de las máquinas y las empresas que se mudan a los emergentes. A su entender, la globalización laboral es solo una escala en el viaje a la automatización. "Que el camino sea lento no implica que no ocurra", añade.

Un reporte de la consultora Deloitte tiene una mirada no apocalíptica del fenómeno. Con base en información de 140 años de estadísticas laborales de distintos países, concluye que tomando períodos largos, la tecnología creó más puestos de trabajo que los que destruyó. "Las máquinas reemplazan a los humanos en las tareas más peligrosas, aburridas y repetitivas, pero no parecen ni de cerca contribuir a la destrucción agregada de empleo a gran escala en la evidencia de los últimos 140 años", dice.

"IMPARABLE"

Calum Chance, experto en inteligencia artificial, define como "imparable" la robotización de empleos. Sostiene que tres factores son los decisivos en el avance exponencial de las máquinas inteligentes: computadoras mucho más potentes, el Big Data (capacidad de análisis en tiempo real de millones de datos) y la irrupción del llamado deep learning (aprendizaje profundo).

Este último modelo está basado en redes neuronales artificiales y permite a las máquinas mejorar sus funcionalidades por si mismas a partir de la experiencia, mediante complejos algoritmos. Es escéptico sobre la posibilidad de que las nuevas tecnologías vayan a demandar tantos empleos como para contrarrestar la enorme cantidad de puestos de trabajo que se perderán.

"Las anteriores revoluciones aportaron a la civilización fuerza o destrezas físicas, mientras que ahora las capacidades van mucho más allá porque son cog-nitivas. Millones de personas podrían dejar de ser empleables", agrega y recomienda a los países plan-tearse "desde ya" los posibles efectos sociales y no solo tecnológicos que supone el empleo robotizado.

EMPLEOS REEMPLAZABLES
El trabajo de los economistas Carl Frey y Michael Osborne de la Universidad de Oxford incluye las 702 ocupaciones que son "robotizables". Entre las primeras aparecen los puestos de tele-marketers, los vendedores de seguros, los trabajado-res textiles, los técnicos matemáticos y los reparadores de maquinarias básicas.En una escala del cero al uno, esas ocupaciones reciben valores de 0,98-0,99.

Para "contadores y auditores" la proyección no es mucho más optimista; tienen 0,94. Con un 0,43, los economistas figuran en la posición 282, más en riesgo que los "actores", que se ubican en el puesto 259. Los periodistas aparecen un poco menos reemplazables en el lugar 177. La actividad más difícil de realizar por robots, de las 702 relevadas, es la de "terapistas recreativos".

Una ventaja de los robots es que no son permeables a errores cognitivos en actividades que dependen de una buena capacidad de decisión. La economía del comportamiento señala que esos sesgos, acumulados, representan costos altos

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