Lunes triste (Blue Monday en inglés) es, se supone, el día más deprimente del año. El término se usó por primera vez en 2005 como parte de una campaña publicitaria de la agencia de viajes Sky Travel, que dijo haber calculado la fecha usando una ecuación científica capitaneada por un tal Cliff Arnall, ex profesor de la Universidad de Cardiff. La agencia encargó el estudio para saber cuál era el día de 'más bajón' del año y así lanzar ofertas de vacaciones con las que el usuario pudiera soñar a futuro y levantar su ánimo.
Para el estudio se utilizaron variables como el clima, el salario, las deudas, el tiempo transcurrido desde Navidad y haber pasado un tiempo desde el inicio del año como para haber fallado en los propósitos de Año Nuevo o la motivación.
Sea cierto o no, el término ha calado en una sociedad ávida de poner nombre a las cosas, y en los comercios siempre dispuestos a proponer soluciones. Si algo influye en el estado anímico estos días es sin duda el tiempo, casi siempre bondadoso en Centroamérica por estas fechas, pero no con aquellos países más al norte.
La psicólogos recomiendan buscar pequeños alicientes en cosas caseras que nos permitan disfrutar de estando en casa, resguardados y sin gastar demasiado. Por ejemplo cocinar, el 'olor a un postre recién hecho y el placer de degustarlo sin prisa en un pequeño lujo que solo podemos degustar en casa', señala la psicóloga Patricia Arellano. El agua caliente es otra excelente terapia, señala la psicóloga: 'un baño con espuma, aceites esenciales, sales o cápsulas efervescentes levanta el ánimo a cualquiera'.
O animarse a hacer lo que buscaba la agencia que inventó el término, viajar. Un lunes no es el mejor día de la semana para hacerlo, pero sí para programarlo, solo eso le dará otro ánimo. Una escapada que aúne, playa, montaña y deporte será la combinación perfecta para poner el cuerpo a tono física y mentalmente.
Si no eres de los de quedarte en casa, pero tampoco te puedes permitir un viaje, puedes dar un paseo por la ciudad, con sus propuestas de ocio; o por sus alrededores, disfrutando de la naturaleza, para recargar baterías.
Por último, pero no menos importante, toma una decisión. Retrasar la toma de decisiones provoca ansiedad y frustración. Así que, siguiendo el dicho, no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy y elige. ¿Donar la ropa vieja?, ¿Cambiar de vivienda?, ¿Hacer esa llamada que siempre pospones indefinidamente? ¡Está en tu mano!
