Cerca de las tres de la mañana del sábado pasado el conductor -que pidió anonimato- buscaba un pasajero en un barrio rico de la capital financiera de Brasil, donde el servicio de 'aventón remunerado' se ha vuelto cada vez popular.
Cuando llegó a la dirección indicada en el sistema, fue rodeado por 20 taxis oficiales. Intentó primero retroceder, pero le cortaron el paso, luego abandonó el vehículo y huyó corriendo, pero fue alcanzado por sus agresores, uno de ellos armado, de acuerdo con el rotativo.
Fue forzado a entrar a un taxi y le dieron vueltas por Sao Paulo por una media hora, en la que recibió golpes. Su auto fue encontrado después destrozado.
El presidente de uno de los sindicatos de taxistas en Sao Paulo, Simtetaxis, Antonio dos Santos, dijo a Folha que uno de los involucrados ya fue identificado. 'No se puede tomar la justicia en las propias manos. El problema de estos conductores ilegales (Uber) tiene que resolverse en la justicia y con sanciones, no con violencia', dijo.
'Los taxistas están molestos con razón. Si las autoridades no toman la iniciativa, las cosas pueden empeorar', indicó por su parte Natalício Bezerra de otro sindicato, el Sinditaxi.
Uber, cuyo servicio llegó a ser prohibido momentáneamente en Sao Paulo, calificó el hecho de 'acto de barbarie', según Folha.
Otro caso reciente de la 'guerra' declarada a Uber se registró en Belo Horizonte, a 590 km en auto de Sao Paulo. El esposo de una periodista del canal Globo recibió una golpiza de tres taxistas por usar el servicio.
'Las agresiones de los taxistas están cada vez más mostrando la ineficacia de su servicio y trabajando a favor del tan temido enemigo Uber', escribió en Facebook la periodista Luciana Machado.
La aplicación registra autos particulares, todos de lujo, para ofrecer un servicio de transporte paralelo al de los taxis. Esos vehículos no están sujetos a la burocracia de permisos municipales e inspecciones de ley, ni pagan impuestos.
Los taxistas han realizado varias protestas en las principales ciudades del país para exigir mayor fiscalización, la cual ha aumentado en Río de Janeiro, según dijo a la AFP un conductor de Uber. El legislativo de Belo Horizonte trabaja por su parte en un proyecto de ley para tratar este tema.
