Empresas & Management

Innovadores: Karla Ruiz Cofiño, una 'techie' de puro corazón

Empresaria, experta en comunicación digital, artista, conferencista y mentora guatemalteca, Karla habló con Estrategia y Negocios desde Estambul, donde participó del Internet Goverment Forum, un debate mundial sobre la red que dan cada año representantes del sector público y privado para definir estrategias de transparencia y analizar hacia dónde va la red.

2015-08-03

Por Gabriela Origlia, estrategiaynegocios.net

Para la guatemalteca la diferencia horaria y la agenda cargada no son obstáculos para dialogar, sin prisa, sobre lo que su experiencia puede aportar a los emprendedores de la región. Arranca contando que la ciudad turca es "cosmopolita, exótica; uno la piensa como más tradicional y está bueno este contraste porque es como un regreso a las raíces para demostrar que la tecnología no se trata de bits y bites sino de seres humanos".

Creadora, junto a sus hermanos, de MilknCookies - empresa reconocida hace poco más de un año por el World Summit Award de Naciones Unidas, como uno de los mejores cinco desarrollos de entretenimiento digital del mundo y por la Unesco como uno de los más destacados de la década- ya tiene otros proyectos, ya piensa en otras iniciativas y mientras tanto hace un programa de radio para impulsar emprendedores, se compromete con redes de mujeres para ayudar a su empoderamiento y se entusiasma en su tarea de mentora.

De joven dejó Guatemala para estudiar en la Escuela de Arte de Valais (Suiza). Fue a aprender pintura, pero salió con una formación más integral. "Me enseñaron a unir puntos", dice con franqueza. Hacer esas conexiones es, a su criterio, una clave para crecer. Después de la etapa educativa trabajó en agencias de publicidad en Suiza y regresó a Guatemala hace ya una década para sumarse al Grupo Tecno, la empresa familiar. Fue la responsable del área social media; por entonces, una pionera.

-Le gusta hablar de "tecnología con corazón", ¿por qué?

-Muchas veces escucho a la gente decir "no soy techie" o señalar que no le gustan los dispositivos; se alejan pensando que la tecnología tiene que ver con un conocimiento de circuitos y no es así, tiene que ver con entender cómo funcionamos como seres humanos. La tecnología nos lo facilita, nos abre ventanas. Todos los que estamos en el mundo pasamos por diferentes etapas, desde la niñez cuando amamos a mamá a la adolescencia cuando creemos que siempre se equivoca… Todos lo vivimos, ahora es lo mismo pero va más rápido, hay mucha más información. Hoy un niño de tres años tiene la misma información que nosotros a los 27, cuando ya habíamos pasado por la universidad. La tecnología debería de servir para entendernos mejor a nosotros mismos y al prójimo.

- Tecnología e innovación parecen ir de la mano, ¿a veces se las menciona tanto que terminan un poco desvirtuadas?

-Hay mucha gente que cree que la innovación tiene que ver con el futuro, pero simplemente es hacer algo diferente que cambia lo que ya se venía haciendo. A la sopa de pollo de toda la vida se le agrega crema y eso es innovar. Hay que tratar de entenderlo así; antes las tribus pasaban sus saberes a través de canciones y ahora son los tweets. Los adultos deberíamos entender estos cambios, no cerrarnos, porque podemos aportar en los contenidos, en lo que debe haber adentro de los dispositivo. Deberíamos vivir un despertar digital los que tenemos más de 40 y somos los hacedores, lo decisores de políticas. Eso nos permite estar detrás de los jóvenes para guiarlos; tenemos que volvernos 'buzos' (astutos), mentores digitales…



-¿Le parece que domina la idea "ellos tienen los equipos y no saben para qué"?

-Tengo la conciencia de que toda esta tecnología debe servir para tres cosas. La primera es que somos capaces de tomar decisiones informadas. Es como darle un smartphone a un adolescente y que viaje a Nueva York; llega y se mete en el metro y no importa dónde salga, siempre habrá algo interesante porque es Nueva York. Pero sería mejor si tuviera el mapa. Lo mismo nos pasa con la tecnología y por eso quita el tiempo, elimina relaciones más personales; es adictiva, se pasa de un link a otro, se sigue a uno y a otro. Hay que tener mapa para ser más productivo. La tecnología ayuda a tomar decisiones más conscientes. La segunda meta es saber que cada acción tiene una consecuencia y eso la tecnología lo facilita, me permite saber desde la huella carbono que dejo cuando compro un zapato hasta a qué grupo estoy ayudando. Y lo tercero es que colabora con tomar decisiones más sostenibles, con impacto a largo plazo. Deberíamos enfocarnos en esos tres objetivos.

-Pero la tecnología sola no alcanza para sobrevivir en la competencia actual, ¿qué más hay que agregar? Algunos padres creen que una garantía es que su hijo estudie informática.

-Cualquiera de las profesiones que se eligen son bienvenidas, pero lo que necesitamos es que la base se mezcle con la tecnología. Si hago música a nivel digital tengo que estar en Spotify, si hago arte en BeHands. Hay que estar dispuestos a estar con un pie en el nuevo mundo, a tener una compresión de las herramientas que se nos dan. Hoy todo tiene un ala tecnológica, pero es cierto que las profesiones son más en equipo, están más multiplicadas, requieren de más colaboración.

-¿Innovar pasa por la actitud, por la educación, ayudan los viajes?

-El talento más grande es la curiosidad, probar diferentes cosas sin que importe para qué. En el mundo competitivo cada día debería levantarme y tener como meta qué voy a probar, aunque no use la palabra innovar, y a la noche debería pensar qué leí o qué persona conocí o qué cosa nueva descubrí y después conectar los puntos. Esa cultura general más amplia es la que falta, ahora muchos van a especializarse en un solo tema y creo que hay que salir de la caja. Hoy lo que descubren los médicos puede servir para la cocina molecular.

-¿Aprendió en Suiza a "conectar los puntos"?

-Sí, es cierto. En la escuela de Bellas Artes aprendí a unirlos. Fue una de las oportunidades más grandes que tuve. Cuando llegué tenía la idea romántica de pintar todo el día y fue lo que menos hice. Nos obligaban a leer, a investigar, a andar olfateando. Hoy observo, escucho mucho. Creo que hay que regresar a la base, utilizar los cinco sentidos. Me siento y pienso por qué esta silla me gusta más que la otra, aplico los sentidos, los tengo muy despiertos…Entender qué le hace reír o qué llorar a una persona hace que la relación sea más fácil. Me gusta preguntar como chico.



-Preguntar suele ser una inhibición porque algunos creen que es demostrar ignorancia, revelar puntos débiles.

-Es cierto, lo veo mucho en el trabajo de empoderamiento de mujeres en los que participo. Los hombres tienen menos miedo de preguntar, no piensan que los van a ver como ignorantes; después de una conferencia el 80% de los que levantan la mano son hombres; las mujeres están más pendientes de qué van a pensar y eso es un error. Estoy leyendo un libro de Ray Owen que cuenta cómo la tecnología nos hace más inteligentes como seres humanos; hace hincapié en el mindfulness. Tenemos que recuperar esto porque lo fuimos perdiendo y hoy prestar atención es difícil, nos cuesta; hay que volver a desarrollar esa capacidad y concentrarnos en un solo tema. Hay caminos y aplicaciones que nos ayudan a ordenarnos. (NR: el libro es Facing the storm).

-¿Cómo le va con la tarea con las mujeres, funciona?

-Estamos trabajando el camino que le servirá a las nuevas generaciones, tenemos muchos estigmas en Latinoamérica. Nosotras mismas frenamos a los hombres, como hermana le digo "no" a mi hermano cuando quiere ayudar a lavar los platos. Nos pusimos en un lugar a nivel inconsciente y hay que hacer un esfuerzo consciente para que las siguientes generaciones estén mejor. Ni la vida ni los hombres nos la hicieron más difícil; muchas veces nosotras mismas nos pusimos obstáculos; no trabajamos tanto en equipo como los hombres y como nos cuesta llegar a buenos puestos no damos oportunidades a otras; resulta más fácil trabajar con hombres porque son más prácticos. Ahora ya sabemos cómo funcionamos y eso ayuda. Me gusta el concepto de mentoría y aliento a quienes son empresarias, profesionales, amas de casa exitosas a que se vuelvan mentoras de chicas muy jóvenes, que les acorten el camino para que sin pasar por nuestras inseguridades puedan crecer.

-Los mentores valen también para todo tipo de empredendores…

-Sí, las mentorías son claves en un emprendimiento. Complementan la educación; no hay ninguna universidad que te deje preparado para la vida; el mentor da consejos, networking, de su prueba y error ayuda a los otros. Es un deber para un emprendedor; todos deberían buscarse un mentor y ser muy activos en esa búsqueda. La mentoría es en dos vías, para el joven es positivo y para el que la da es estratégica, debería elegir de distintos sectores porque así podrá conectar puntos. Es una experiencia muy valiosa para los dos.

-Otro aspecto es el financiamiento, ¿fallan los inversores, los emprendedores, los dos?

-El acceso a fuentes de financiamiento es bien complejo en Latinoamérica. En Guatemala el 90% de las empresas son familiares y esa es una realidad que hay que enseñarles a los inversionistas. Además, no tenemos cultura de inversionistas; los emprendedores buscan recursos en los bancos y no te lo dan si no tiene bienes. Hay que trabajar sobre muchos conceptos con los que no estamos familiarizados. En Guatemala, además, somos desconfiados y luchamos contra esa barrera. Explicar que hay que ir, presentar la idea, mostrarla, que no todo debe ser por núcleo, sino más abierto. Hay que comprender que tienen que ser otros los ecosistemas para desarrollarse.

-¿La inspiran experiencias o personas, tiene líderes inspiradores?

-Simon Sineck me inspira, me encantan sus libros, su filosofía de vida. (NR: autor y motivador inglés, creador del concepto "el circulo dorado" popularizado en la plática de TED Cómo los grandes líderes inspiran acción). Silvina Moschini (NR: CEO de la agencia Intuic) es otro caso; la admiro mucho por su trabajo, lo que hace, la sigo por las redes sociales y así nos empezamos a conocer y ahora somos amiga. Eso nos permite la tecnología; la inspiración es una mezcla, admiras a las personas y te apropias de sus experiencias. Salvador Paiz es otro caso, un joven bien posicionado que se preocupa y se involucra en el desarrollo de la educación, tiene iniciativa, hace esfuerzos, no se da por vencido y cree que se puede hacer la diferencia. Todos tenemos en común el positivismo, no nos cruzamos de brazos. Tenemos que creer que sí se puede, no darnos por vencido, no decir que no porque en Centroamérica hay corrupción y no vale decir que no entendemos los sistemas públicos, debemos estudiarlos, conocerlos y actuar. Nos tenemos que arremangar la camisa.

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