Claves del día

Unión aduanera y sus aduanas periféricas en Centroamérica

La unión aduanera significa hacer de los casi 500.000 kilómetros cuadrados de Centroamérica un solo territorio aduanero, permitiendo que las mercancías originarias de la región, circulen libremente, independientemente de su origen.

2015-01-26

Por: Carlos A. Lucas A.*

El 13 de diciembre de 1960, algunos países centroamericanos establecieron, en el Tratado General de Integración Centroamericana[1], en su Artículo 1, el compromiso de establecer entre los países miembros[2], en cinco años, una unión aduanera. Con ello, quedó implícita la necesidad de establecer las aduanas periféricas.

55 años después, estas aduanas periféricas aún no se han establecido plenamente, aun cuando el comercio intrarregional ha llegado a crecer representando casi el 30% del volumen total del comercio regional y, exceptuando una pequeña lista, todas las mercancías originarias centroamericanas están exentas del pago de aranceles dentro de ese mercado intrarregional.

La unión aduanera significa en breve, hacer de los casi 500 mil kilómetros cuadrados de Centroamérica, un solo territorio aduanero, permitiendo que las mercancías originarias de la región, circulen libremente, independientemente de su origen, ni más ni menos como lo hacen entre Puerto Limón y Cartago, o de Los Santos a Chiriquí, de Rivas a Chontales, etc., sin ningún género de aranceles, cortapisas u obstáculos de trámite de ningún tipo.

Un solo territorio aduanero centroamericano. En la unión aduanera se persigue, igual que en el ejemplo anterior, que las mercancías originarias de Centroamérica, consuman tiempo y costos en su circulación de un punto a otro dentro de un territorio único aduanero centroamericano, lo más tendencialmente cercano posible, al tiempo y costos necesarios para el simple traslado físico entre origen y destino final.

O sea, la velocidad de circulación de las mercancías dependería solamente del estado del arte de carreteras, logística, seguridad, entre el origen y el destino centroamericanos y no de la tramitología local de un país y otro[3]. Así, las fronteras nacionales de los países allí están, pero no son obstáculos para la fluidez del paso, salida y llegada de las mercancías propias de la región.

Al constituirse un solo territorio aduanero entre los países miembros, hay que atender el hecho que todos ellos importan otras mercancías originarias del resto del mundo. éstas no deberían aprovecharse de la unión aduanera centroamericana para introducir una mercancía en un país A que tiene el más bajo arancel y luego, circular libremente hacia el país B donde el arancel es más alto, argumentando que ya pagó su arancel en el país A. O esperar que el país le devuelva, si se introdujo por B. Es necesario contar con un arancel común aplicado a las mercancías de terceros países.

Centroamérica cuenta para ello, con el todavía imperfecto Arancel Centroamericano de Importación[4] (ACI), que dispone de un Sistema de clasificación arancelaria de mercancías y de un criterio de aplicación del Derecho Arancelario a la Importación (DAI). Se estima un avance del 95.7% en la armonización del universo arancelario centroamericano, restando la armonización de grupos de productos como medicamentos, metales, petróleo, etc.

Para ir avanzando hacia un arancel externo común (el ideal de la integración económica regional es el arancel cero), la región tiene que ir resolviendo las brechas arancelarias en algunas mercancías, producto ya sea de la aplicación del criterio multilateral de Nación Mas Favorecida (NMF), de la arancelización de la Organización Mundial del Comercio (OMC) efectivamente aplicada o de las preferencias arancelarias aplicadas en tratados comerciales con terceros países o bloques de países. Ciertos aranceles pueden erosionar el avance hacia el arancel externo común.

Relacionado con el ACI, se hace necesario determinar en el territorio aduanero unificado, cuáles aduanas centroamericanas funcionarían como aduanas regionales, estrictamente, "periféricas", (denominadas así porque sólo se ocupan de lo que entra desde otros territorios aduaneros y no del propio).

En estas aduanas periféricas, se regionalizaría el control de todos los bienes y mercancías que desde terceros países, ingresan al territorio aduanero centroamericano (indistintamente del país por el que ingresen y del país de destino final), y se aplicaría, según el caso, el arancel común acordado (un solo pago) y su forma de distribución o uso: se podría decidir que esa recaudación forme una caja común para financiar a las mismas aduanas periféricas, para el mantenimiento de las carreteras y puentes de conexión entre los países o a proyectos de fortalecimiento de la unidad centroamericana, por ejemplo.

De esa forma, el funcionamiento de las aduanas periféricas es parte necesaria para el logro de la unión aduanera centroamericana y presupone, no solamente una política y una estrategia de desarrollo físico o de infraestructura, un desarrollo orgánico, institucional y de procesos para optimizar su operacionalidad, sino el cambio de naturaleza de las aduanas internas de cada país centroamericano. éstas ven extinguir su perfil fiscal y de control, a medida que se ejercen regionalmente en la periferia del territorio aduanero.

En este caso, las aduanas internas de los países tienden a convertirse, si acaso, en puestos fronterizos que podrían seguir ejerciendo algunas funciones nacionales discrecionales de control según sea el caso, pero sin mermar la eficiencia y fluidez de tránsito de bienes y mercancías de la unión aduanera.

Centroamérica, antes del ingreso de Panamá al Subsistema de Integración Económica, había identificado 33 puestos de aduanas periféricas (6 terrestres, 17 marítimas, 10 aéreas).

Sin embargo, a la fecha, la región carece de un plan de inversión y desarrollo que vaya creando las condiciones físicas, organizacionales y de procesos para la potenciación de esas aduanas periféricas regionales. Al contrario, los países de manera individual y a veces sin coordinación con sus vecinos fronterizos, están llevando a cabo fuertes inversiones de fortalecimiento de las aduanas y puestos fronterizos internos.

A esto se suma el hecho que, como en todo proceso evolutivo, en el avance hacia la unión aduanera hay cambios lentos y rápidos en la región y por allí han ido quedando restos fósiles de algunos ensayos, como los de las aduanas integradas (dos a más países en un solo puesto fronterizo), yuxtapuestas ( oficinas de dos o más países, intercambiando procedimientos e información) y otras variantes, incluyendo las uniones aduaneras binacionales, como los intentos entre Guatemala y El Salvador y más recientemente, Guatemala-Honduras. Pero puede ser que todo ello sea parte de la dinámica de búsqueda y acercamientos a la unión aduanera centroamericana.

Es necesario enfatizar que resulta contraproducente que los países centroamericanos, comprometidos en alcanzar y perfeccionar la unión aduanera, se enfrasquen en invertir y desarrollar puestos fronterizos nacionales, en detrimento de las aduanas periféricas del territorio aduanero común: En los hechos, cada dólar invertido en el fortalecimiento de los puestos fronterizos y aduanas internas, es un dólar invertido para diferir el avance hacia la unión aduanera centroamericana.

Es cierto, en aquella ocasión los optimistas presidentes y ministros de economía de los países centroamericanos se pusieron la meta de completar la unión aduanera para 1966…Ya pasó ese siglo donde lo decidieron. Pero de alguna manera, esa decisión fue visionaria, pues en el mercado actual absolutamente internacionalizado, las pequeñas economías individuales de nuestros países (el Producto interno Bruto de los seis países centroamericanos juntos, apenas alcanza a un 60% del PIB de Colombia, por ejemplo) no podrán nunca ser significantes en ninguna negociación o transacción comercial, de manera individual. La aspiración de la unión aduanera para Centroamérica ya no es un ideal, una entelequia de los años 60 y del siglo pasado: es una necesidad vital de competitividad y reinserción en bloque de estos pequeños países, a la economía y mercados globales.

*Analista



[1] Tratado General de Integración Económica Centroamericano. "Artículo I. Los Estados contratantes acuerdan establecer entre ellos un mercado común que deberá quedar perfeccionado en un plazo máximo de cinco años a partir de la fecha de entrada en vigencia de este Tratado. Se comprometen además a constituir una unión aduanera entre sus territorios".

[2] Suscrito originalmente por Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua. Posteriormente se sumaron Costa Rica y Panamá.

[3] Estimaciones varias fijan en 10-17 kilómetros por hora la velocidad de tránsito de mercancías en la región. El Banco Mundial estima que el transporte terrestre de carga en Centroamérica cuesta 0.17 dólar/ por tonelada/kilómetro. En áfrica es de 0.1 dólar/tonelada/km.

[4] El Arancel Centroamericano de Importación tiene su partida de nacimiento en septiembre de 1959, mediante el Artículo 1 del Convenio Centroamericano de Equiparación de Gravámenes a la Importación y éste, en el Artículo IV del Tratado Mutilateral de Libre Comercio e Integración Económica Centroamericana.

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