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FAO: Habrá aumento de hambre aguda en Centroamérica

Guatemala, Honduras y El Salvador están en mayor riesgo alimentario debido a que muchos hogares perdieron reservas de alimentos por los huracanes Eta e Iota. Junto a eso, hay reducción del empleo por la pandemia, especialmente en el sector informal, con pérdidas de ingresos y menos acceso a los alimentos.

2021-03-29

Por estrategiaynegocios.net

La Organización de la Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) advirtieron en un nuevo informe de que el hambre aguda aumentará en más de 20 países en los próximos meses si no se presta asistencia urgente y a escala.

Foto: Estrategia y Negocios



El documento 'Hunger Hotspots' (Lugares críticos con respecto al hambre) señala que, en América Latina, la pandemia fue precedida por un período prolongado de estancamiento del crecimiento y el aumento de los niveles de deuda. Como resultado, la región ha sido el más afectado a nivel mundial en términos económicos, y se espera que la recuperación sea más lenta en los próximos años.

Particularmente en Centroamérica, el informe arroja proyecciones de aumento en la inseguridad alimentaria aguda debido al doble impacto de los huracanes Eta e Iota y los efectos económicos de la COVID-19. Grandes áreas de tierras de cultivo reportaron daños como resultado de los huracanes, al igual que los sectores productivo, ganadero y pesquero; y la disminución de suministros y transporte provocó un aumento en los precios de los alimentos.

Para el caso específico de Honduras, el informe señala que se prevé que 3,1 millones de personas se enfrenten a una alta inseguridad alimentaria aguda, incluyendo casi 570 000 en situación de emergencia. El impacto de los huracanes dañó una economía frágil ya debilitada por los efectos de la pandemia. Las restricciones de movimiento dieron como resultado una contracción del PIB del 8% en 2020, así como un aumento del desempleo principalmente en el sector informal, que se estima que representa el 75,6% del empleo no agrícola.

En Guatemala, se espera que siete de los departamentos más afectados por los huracanes trasciendan a una fase superior de inseguridad alimentaria aguda entre noviembre de 2020 y marzo de 2021. Según el documento, un total de 3,7 millones de personas se encontrarían en situación de inseguridad alimentaria alta, incluyendo 428 000 en emergencia (Fase 4 de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases). Este representaría un aumento interanual de 8 puntos porcentuales en las cifras de inseguridad alimentaria aguda total. El impacto de los huracanes en el el suministro de alimentos exacerbó los efectos negativos de la COVID-19.

Por su parte, en El Salvador, se espera que alrededor de 1 millón de personas enfrenten una alta inseguridad alimentaria aguda entre marzo y mayo de 2021, incluidas 121 000 en emergencia (Fase 4 de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases). Los más afectados son los que dependen de las actividades agrícolas y ganaderas, los que trabajan en el sector informal o son propietarios de pequeñas empresas. Estos grupos han experimentado pérdidas de ingresos debido a las restricciones de movilidad y transporte relacionadas con la pandemia.

Finalmente, en Nicaragua, los daños y pérdidas causados ​​por los huracanes se estimaron en más de US$742 millones del PIB, con cerca de 3 millones de personas expuestas, principalmente de los territorios indígenas, donde la pesca artesanal, la silvicultura y la agricultura se vieron significativamente afectados.



En el informe se recomiendan medidas críticas a corto plazo con respecto al hambre, a fin de abordar las necesidades existentes y futuras. Estas recomendaciones van desde el aumento de la asistencia alimentaria y nutricional, la distribución de semillas resistentes a la sequía, y el tratamiento y vacunación del ganado a la rehabilitación de estructuras de captación de aguas y el incremento de las oportunidades de ingresos para las comunidades vulnerables.

Sobre esto, el Coordinador subregional de la FAO para Mesoamérica, Adoniram Sanches Peraci, explicó que el Corredor Seco de Centroamérica es una prioridad para la FAO, más aún ahora con estas nuevas proyecciones, por lo que se implementa una amplia gama de proyectos, con enfoque de resiliencia, entre los que se destaca el desarrollo del Marco estratégico regional para la gestión del riesgo climático en el sector de agricultura del Corredor Seco de Centroamérica y la formulación del Programa de Reducción del Riesgo de Desastres para fortalecer la resiliencia en el Corredor Seco de Centroamérica.

"La FAO está comprometida en respaldar la implementación de la Estrategia para la agricultura sostenible y adaptada al clima para la región SICA (2018-2030) y la Estrategia regional para la gestión del riesgo de desastres en el sector agropecuario y la seguridad alimentaria y nutricional de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) 2018-2030, que han identificado el Corredor Seco como una de las áreas prioritarias para promover enfoques colaborativos y de gestión de riesgos transfronterizos en cuencas hidrográficas y agroecosistemas compartidos", añadió el funcionario.

Adicionalmente, Sanches Peraci comentó que la FAO, con el apoyo financiero de la Unión Europea, está contribuyendo al Plan de Desarrollo Integral desarrollado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) para El Salvador, Guatemala, Honduras y México, que pretende abordar las causas profundas de la migración.

Foto: Estrategia y Negocios



La FAO es socia de la CELAC para la implementación técnica y política de la estrategia '100 territorios libres de hambre', que tiene como objetivo acelerar la erradicación del hambre y la pobreza en la región para el 2025. Y

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