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Guatemala: Hasta 106.000 niños están abandonando la escuela este año

Miles han dejado escuelas y colegios este año y se implementa estrategia para recuperarlos; en tanto se requieren más esfuerzos para reducir la brecha tecnológica que, muchas veces, dificulta el acceso de los niños a la educación.

2021-01-28

Por Prensa Libre

Las clases en el sector privado ya comenzaron y en el público lo harán el 15 de febrero, pero aún hay desafíos que sortear para que los niños tengan las condiciones adecuadas en las escuelas y se recupere a los más de 106.000 estudiantes que abandonaron el sistema educativo.

En esta entrevista, Carlos Carrera, representante de Unicef en Guatemala, hace un repaso de la situación educativa en Guatemala y América Latina, y recuerda las recomendaciones para reducir la brecha educativa y tecnológica en el país.

¿Qué impacto ha tenido la pandemia en la educación, en la región y Guatemala?

A nivel mundial, estamos muy preocupados por el impacto de la pandemia en los niños. Sabemos que es más bien indirecto y que el mecanismo más fuerte que les afecta es la interrupción de las clases.

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En América Latina, los gobiernos han sido muy cautos, muy precavidos a la hora de reabrir las escuelas. Esto ha resultado en que más de 130 millones de niños en la región estén fuera de la escuela. Muchos países ya tienen planes para volver a la escuela; a mediados de febrero, en el caso de Guatemala.

El impacto en los niños de prácticamente un año completo fuera del sistema escolar es grande en el nivel de aprendizaje, a pesar de que los países han puesto lo mejor que han podido en alternativas para educación a distancia o se ha dado el currículum para este contexto diferente.

¿Cuál es la brecha educativa en Guatemala?

Desgraciadamente, el acceso a internet en Guatemala es menor de 20 por ciento. Las familias tienen acceso a internet de manera residencial, por teléfono, etcétera. Pero para estudiar, realmente se requiere un buen ancho de banda, y eso muy pocos o uno de cada cinco niños tiene acceso, incluso a la televisión.

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Hay una parte proporcional, la cuarta o tercera parte de las familias, que tampoco tienen acceso ni siquiera a la televisión. ¡Imagínese, entonces! Luego, vemos que las brechas que ya existían de asistencia, de aprendizaje, de finalización, de deserción, van a aumentar para aquellos niños que ya estaban en situación vulnerable o en riesgo de abandonar. Hablamos de familias más pobres, las comunidades más remotas, de minorías étnicas, de grupos indígenas, con papás que tienen menor nivel educativo, menor capacidad para apoyarlos.

¿Cómo está la deserción escolar en el país?

Según algunos datos preliminares, que no son confirmados, que nos ha facilitado el Ministerio de Educación, se calcula que hasta 106.000 niños* están abandonando la escuela este año. Esperamos que con diferentes estrategias se pueda recuperar parte de estos niños y se frene que otros abandonen la escuela.

De los estudiantes que pudieron haber abandonado el sistema educativo este año, se calcula que 40% son del sector privado, y es posible que algunos de ellos se integren al sector público, porque a lo mejor los papás han perdido la capacidad de pagar y, por lo tanto, puede ser que aumente la demanda de plazas en ese ámbito.

¿Cómo ven las condiciones de las establecimientos para recibir a los niños?

La gran mayoría de escuelas van a abrirse según el semáforo epidemiológico. Las condiciones no tienen que ver con este marco educativo. ¿Están en situación óptima todas las escuelas? Pues, evidentemente no. Hay un buen número de escuelas afectadas por el impacto de Eta e Iota.

Unicef apoya a unas cien escuelas de las más afectadas. No solo en la reparación y rehabilitación de las escuelas, sino en la puesta en marcha de unas 10 o 15 aulas temporales para que los niños puedan volver a la escuela, incluso si su establecimiento quedó destruido o inhabilitado.

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Nos consta que el Gobierno realizó esfuerzos y que colaboran alcaldías, comunidades y el Ministerio de Educación. Entonces, entre todos, estamos tratando de rehabilitar lo máximo posible estas escuelas. Más allá de estos esfuerzos, muy específicos, antes del covid-19 ya había muchas escuelas que no tenían condiciones óptimas, es decir, sobre todo que no tenían condiciones sanitarias, de saneamiento e higiene. La cuarta parte o algo más de todas las escuelas no tienen condiciones adecuadas de agua.

Hago un llamado a toda la sociedad, al Gobierno y a todos los cooperantes a enfatizar la mejora de estas condiciones. Porque es una cuestión de dignidad de los niños, pero también de su salud y de la retención de los niños. Sobre todo las niñas que, especialmente en la adolescencia, abandonan la escuela por no tener condiciones de privacidad adecuadas, en términos de higiene y de saneamiento.

¿Cuáles son las recomendaciones para este año?

Nos preocupa el riesgo de abandono, cómo retomar los aprendizajes. Nos consta que el Ministerio tiene su estrategia, estamos apoyándolo. De hecho, en el marco de la Ley de Alimentación Escolar también se apoyó en su momento el procedimiento para distribución de raciones secas.

Creemos que algunas de las acciones del gobierno son muy acertadas. Entendemos que el Ministerio está preparando este retorno seguro a las clases apoyado en cuatro de sus programas fundamentales como la alimentación escolar, una estrategia de retención como de mejora del estado nutricional de los niños.

El programa de útiles para los escolares, el programa de materiales para docentes y el fondo de gratuidad, que en este caso justamente se va a orientar a conseguir insumos para preparar protocolos sanitarios, como el gel, donde no hay jabón para lavar las manos, mascarillas, etc.

Creemos que se requieren además estrategias para, por un lado, apoyar a aquellos alumnos que han quedado más retrasados, que tienen mayor vulnerabilidad por sus condiciones familiares y geográficas.

¿Cree que el regreso a clases ayudará a mejorar las condiciones de alimentación y protección de la niñez?

Consideramos que el regreso a clases, además de ser un bien en sí mismo, por supuesto puede ayudar a disminuir la vulnerabilidad, a enfrentar la violencia, los abusos en sus comunidades y en sus hogares. En algunos casos, puede ayudar para que los padres de familia tengan más libertad para buscar otras formas de obtener ingresos.
Algunos padres temen que sus hijos se contagien…

Pues sí, es posible. Yo soy padre de familia también. En este caso, yo creo que lo importante es asegurar que las escuelas tengan protocolos y se cumplan, asegurar que los niños también conozcan las medidas de prevención y las apliquen. Los riesgos reales de estar fuera del sistema escolar son altos.

¿Qué recomiendan para reducir la brecha tecnológica?

Sin duda, lo que nos ha mostrado esta pandemia es que la tecnología tiene un grandísimo potencial para ayudarnos a solucionar problemas. En este caso, educativos, y a buscar soluciones, incluso conseguir cosas que no habíamos pensado en el pasado. No solo sustituir lo que veníamos haciendo, sino hacer cosas mejores y diferentes. El aprendizaje negativo es que nos han mostrado de manera muy clara que hay una gran diferencia entre aquellos que tienen acceso y los que no.

Nuestro llamado a nivel mundial, y por supuesto en Guatemala, es aprovechar esta crisis para dar el gran salto de asegurar que al menos las escuelas, sino todos los niños directamente en sus hogares, tengan acceso a internet de calidad.

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