<br /><br />Despu&eacute;s de a&ntilde;os de haber sido gerente de hoteles y restaurantes, Albert Ghitis cambi&oacute; de rubro y en 2014 abri&oacute; su propio gimnasio boutique en Miami.<br /><br />Nacido en el sur de la Florida de padres colombianos, Ghitis comenz&oacute; como instructor de indoor cycling y luego se dedic&oacute; a administrar el negocio. En marzo pasado ten&iacute;a 80 bicicletas en dos locales y ofrec&iacute;a unas 50 clases semanales, pero la pandemia le oblig&oacute; a cerrar. Enfrent&oacute; la situaci&oacute;n con rapidez y a los tres d&iacute;as envi&oacute; un mensaje p&uacute;blico por Instagram ofreciendo entregar los equipos a domicilio para que los clientes tomaran las clases en l&iacute;nea a trav&eacute;s de la plataforma RedBikeStudios.com.<br /><br />La demanda fue tan grande que tuvieron que comprar 20 bicicletas m&aacute;s y en s&oacute;lo cuatro d&iacute;as instalaron las 100 disponibles.<br /><br />Sus cinco instructores y dos recepcionistas contin&uacute;an trabajando. Adem&aacute;s, logra pagar el alquiler de sus locales. El negocio parece prometedor y ya piensa competir con una compa&ntilde;&iacute;a l&iacute;der del sector a nivel nacional que vende sus propios equipos y ofrece clases on demand y en vivo en l&iacute;nea.<br /><br />&quot;Me siento feliz. Somos unos de los afortunados&quot;, expres&oacute; Ghitis, de 35 a&ntilde;os. &quot;Comparado con el resto del mundo, podemos hacer esto y sobrevivir hasta que podamos abrir nuevamente&quot;, dijo.<h2>LIMA: DE POCOS A MILES DE TAPABOCAS</h2><br />Antes de la pandemia, la empresa de Andr&eacute;s Rodr&iacute;guez en la capital peruana no produc&iacute;a m&aacute;s de 200 a 300 mascarillas semanales. Sus productos estrella eran los uniformes m&eacute;dicos y para el sector gastron&oacute;mico, pero ahora produce un promedio de 3 mil 500 tapabocas diarios.<br /><br />&quot;Nuestro &uacute;ltimo producto es ahora el primero&quot;, dijo el peruano de 54 a&ntilde;os, que tiene cuatro hijos y es due&ntilde;o de Rodr&iacute;guez Uniformes S.A.C.<br /><br />El empresario admite que son tiempos duros: antes operaba unas diez tiendas en el pa&iacute;s y ahora est&aacute;n cerradas. Sus 30 empleados han pasado a ser siete costureras y costureros que trabajan desde casa. Aun as&iacute;, Rodr&iacute;guez dice que logra vender unas 2 mil m&aacute;scarcas protectoras diarias y eso le ayuda a mantenerse a flote.<br /><br />La reinvenci&oacute;n de sus operaciones incluye pensar de forma distinta de cara al futuro: ya est&aacute; dise&ntilde;ando delantales desechables para cocineros. Imagina que los necesitar&aacute;n.<br /><br />&quot;Cuando tengo algo en el coraz&oacute;n que siento va a ser, es&quot;, se&ntilde;ala.</div>