Claves del día

Migrantes de Centroamérica: entre el rechazo y las redes criminales

Mientras las caravanas de migrantes centroamericanos se multiplican, el rostro de México se ha endurecido. La sociedad ya no es solidaria.

2019-05-26

Por Genoveva Flores, estrategiaynegocios.net

El rostro de México se ha endurecido cuando se preparan más caravanas de migrantes de Centroamérica, por las medidas del gobierno y la actitud de la población: "la sociedad ya no es solidaria, ahora no guarda simpatía. Así lo mostró la marcha de tijuanenses anti inmigrantes" estima César Corzo Sosa, 5º visitador de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).

Para los más de 11.000 centroamericanos de las tres primeras caravanas se pidieron medidas precautorias a las autoridades, ayuda humanitaria y hasta un transporte humanitario para eludir territorios peligrosos del crimen organizado como Veracruz, Nayarit y Sinaloa. La sociedad ofreció ayuda; pero ahora será reacia a ofrecer agua y comida.
"Los futuros grupos ya no podrán pasar por pueblos ni ciudades y su vulnerabilidad será mayor", estima Corzo.

A finales de marzo Olga Sánchez Cordero, secretaria de Gobernación, advirtió que en conjunto con Estados Unidos identificarían a grupos criminales en las caravanas, y se detuvo el otorgamiento de visas humanitarias en la frontera sur. En respuesta, haitianos, cubanos y centroamericanos vandalizaron la estación migratoria Siglo XXI de Tapachula. El gobierno mexicano está en la disyuntiva de cumplir su promesa de propiciar un tránsito humanitario, o responder a las presiones de EE.UU.

Los especialistas, las autoridades y activistas anticipan que vendrán más grupos organizados de migrantes. Frente a ello, el presidente de Estados Unidos Donald Trump ha anunciado que cerrará su frontera sur para evitar el paso de 100.000 inmigrantes sin documentos, según estimaciones de la Casa Blanca. Otra reacción del gobierno estadounidense fue el anuncio, hecho a finales de marzo, de la suspensión de ayuda (US$450 millones según el Departamento de Estado) a El Salvador, Honduras y Guatemala, como castigo por no frenar la migración.

CARAVANAS INFILTRADAS POR TRAFICANTES


Sánchez Cordero alertó en febrero sobre la combinación de estos flujos migratorios donde se encuentran cientos que huyen de la violencia y la pobreza extrema; pero también de estructuras organizadas de traficantes de personas que se han infiltrado. Estimó que las ganancias por delito de tráfico de personas suman billones de dólares: por cada migrante cobran entre US$2.000 mil a US$6.000.

"Desde las primeras (caravanas) había grupos organizados con líderes que indican qué hacer y qué no hacer frente a los ofrecimientos de refugio del gobierno mexicano. También fue notable cómo controlaban a elementos agresivos y los entregaban a la policía local", recuerda el visitador César Corzo Sosa.

Las advertencia del gobierno mexicano se comenzaron a cumplir en los primeros días de abril cuando detuvo en Chiapas a 15 presuntos traficantes de personas quienes dirigían cinco camiones y vehículos particulares con 338 migrantes centroamericanos y caribeños.
En Tapachula, el exterior de la estación migratoria es un gran campamento donde medio millar de migrantes esperaban el oficio de salida. Durante las primeras caravanas funcionó el albergue mesoamericano, en cuyas instalaciones se pudo dar protección; pero fue cerrado poco después, así que las condiciones de vulnerabilidad se han acentuado.

CRECE EL SENTIMIENTO ANTIMIGRANTE

En el otro extremo de México la ciudad de Tijuana ha sido siempre una ciudad de tránsito, acostumbrada a los migrantes que buscan el cruce; pero desde la llegada masiva de los haitianos en los últimos cinco años, la actitud de los tijuanenses comenzó a cambiar, y con el arribo de 7.000 centroamericanos a finales de 2018, parece que el vaso se derrama y el sentimiento anti inmigrantes crece.

Para evitar las caravanas hay un solo camino, coinciden estudiosos del fenómeno migratorio: es necesario combatir las causas de la migración, la miseria y el miedo a la violencia extrema. Sin desarrollo en el área de Centroamérica, el flujo de 400 mil migrantes al año hacia Estados Unidos no se detendrá. "Con muro o sin muro, con política antimigratoria de Trump" seguirán transitando, sostiene el estudioso Eduardo González, del Tecnológico de Monterrey.

El experto estima que de cada diez migrantes centroamericanos, apenas dos o tres obtienen el anhelado asilo, una proporción igual obtiene refugio en México; otros dos se quedan sin papeles, y unos cuatro regresan a sus pueblos. El visitador César Corzo Sosa coincide: "cada vez que nos parábamos nos íbamos al final del contingente y siempre había quienes solicitaban su regreso".

"A partir de este año las condiciones mejoraron: se les ha ofrecido empleo en ciudades fronterizas, educación y servicios de salud. México hizo un acuerdo y ahora es un tercer país donde se espera, si bien no quiere esa posición", explica González. Esto pone contra la pared a ciudades como Tijuana, Juárez y Reynosa, que "afrontan un problema internacional con presupuestos locales".

En las primeras tres caravanas un sector de la sociedad mexicana respondió con solidaridad; pero también hubo racismo y protesta "se estereotipa al migrante como objeto de solidaridad o de caridad, no como persona con derechos" asegura Gabriela Pinillos, estudiosa del Colegio de la Frontera Norte.

"El miedo al extraño, diferente, genera muestras anti inmigrantes", añade el investigador Eduardo González y genera tensión "el gobierno de Jalisco prefirió que no entraran a Guadalajara y con camiones los condujo a la frontera del siguiente estado".

NUEVO MODELO MIGRANTE
Viajar en grupos grandes organizados desde Honduras, El Salvador y Guatemala, a la vista de los medios de comunicación, escoltados por personal del Instituto Nacional de Migración (INM) y la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), minimiza los riesgos; además con la familia aumentan las posibilidades de obtener asilo en Estados Unidos. Así lo demostraron los Viacrucis Migrantes, que año con año se organizaban en Semana Santa.
La propia Sánchez Cordero, advirtió en un foro del Migration Policy Institute, que "El nuevo modelo de migración más seguro para los migrantes es a través de las caravanas". Sostuvo que de persistir la carencia de oportunidades de progreso para la población en el Triángulo Norte de Centroamérica, la cifra de inmigrantes puede llegar a 700.000 cada año.

El investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Tomás Milton Bravo explica que durante el sexenio de Enrique Peña Nieto (2012-2018), la política mexicana se alineó con la de Donald Trump "el Plan Frontera Sur fue una contención de la marea migrante en la frontera sur mexicana". El especialista detalla que el mayor flujo de migrantes en la frontera sur de Estados Unidos no es de mexicanos, como en la década de los 90, sino de centroamericanos, por la modificación de la pirámide poblacional de México -con menos jóvenes ahorala desaceleración de la economía norteamericana en el 2008 y el éxito de las políticas antiinmigrantes de Obama y Trump.

PERIPLO PELIGROSO

El recorrido por México puede tener muchos incidentes: en el sur los poblados están cerca unos de otros, pero si la sociedad ya no los recibe tendrán que evitarlos, n o habrá descanso en estadios o albergues; Veracruz, Puebla, Nayarit, Sinaloa y Tamaulipas (donde fueron secuestrados el pasado marzo 22 migrantes que viajaban en un autobús) son territorios que no se pueden caminar. Por las grandes distancias y el crimen organizado, se requerirán transportes.

Los conflictos de Tijuana con los primeros 11.000 centroamericanos que llegaron han comenzado a dispersar los destinos de las caravanas, primero por Coahuila, estado que ya informó que no permitirá el tránsito de migrantes, otros van a Ciudad Juárez, también rebasada . Los municipios fronterizos más peligrosos son Matamoros y Reynosa, en cuyas rutas de acceso campea el crimen. La investigadora Gabriela Pinillos Quintero, quien ha trabajado en Tijuana con la población retornada y en espera de asilo en Estados Unidos, señala: "cuando los mexicanos regresan, tienen armas para retomar su identidad, consiguen nuevos documentos, tienen derechos asegurados; pero los centroamericanos no tienen asidero para su ciudadanía en un territorio adverso".

Con el nuevo gobierno mexicano la vigilancia de la policía federal ha sido menos severa, los migrantes de los meses de enero desbordaron la política de puertas abiertas y más de 13.000 solicitaron una tarjeta de visitante por razones humanitarias. A pesar de todo, coinciden los especialistas, nada detendrá las caravanas ni el flujo migratorio, por la persistencia de la pobreza y la violencia del área.

La Migración cambia de rostro

Graciela Cedillo, de la iglesia metodista de Apaxco, población del Estado de México a la vera de las vías del tren, por donde pasa La Bestia, lleva siete años trabajando con migrantes. Cuando comenzó, el promedio de edad era de 25 años, y era muy raro ver al lomo de La Bestia a mujeres o niños.
Ha habido un vuelco en el perfil de los migrantes: de un año a la fecha la mayoría son hondureños y ha notado un aumento significativo de familias, mujeres y menores no acompañados que se arriesgan a cruzar el territorio mexicano rumbo a Estados Unidos.
Muchos tramos ahora se hacen a pie. Cuando los centroamericanos llegan a estos estados centrales de México, ya se acabaron su calzado, llegan con pies heridos y su nivel de agotamiento es extremo, cuenta.
En la ruta operan los maras, quienes les cobran por el viaje, los someten a actos de violencia o los matan por no acceder al reclutamiento forzado. Las iglesias -principal sostén de los albergues- no tienen el ánimo ni los recursos para recibirlos."Soy encargada de las llamadas que dona la Cruz Roja Internacional. Escucho sus historias. Hay personas que están haciendo hasta su cuarto intento por cruzar, ya sus familias no les ayudan, arriesgarse es su última esperanza".

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