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¿Cuál es el impacto de la inteligencia artificial en la economía de EEUU?

La industria AI se despliega de acuerdo a este ciclo: tenía un valor de U$S5.000 millones en 2015, y más que se duplicó en 2018 (U$S 12.500 millones), para trepar a U$S150.000 millones/U$S180.000 millones a partir de mediados de la década del ´20, cuando lo haría convertida en un fenómeno inmediatamente global.

2019-05-13

Por Clarín

UBS, el banco suizo de inversión, advierte en su informe 2019 que la industria basada en la Inteligencia artificial (AI) comenzará a explotar en 2020, y adquirirá autonomía en los siguientes 10 años, con un impacto pleno sobre los negocios y la sociedad de 2030.

Para entonces, tendría un valor de U$S180.000 millones en el mundo entero, con epicentro en EE.UU, y una tasa de crecimiento de 20% anual, combinada con una expansión de las ventas más la creación de valor de 10/15 veces en ese periodo.

La industria AI se despliega de acuerdo a este ciclo: tenía un valor de U$S5.000 millones en 2015, y más que se duplicó en 2018 (U$S 12.500 millones), para trepar a U$S150.000 millones/U$S180.000 millones a partir de mediados de la década del ´20, cuando lo haría convertida en un fenómeno inmediatamente global.

Agrega UBS que la industria AI creció a través de la explotación de nichos en los primeros 5 años de desarrollo (2015-2020). Pero a partir de 2025, transformada en fuerza autónoma plenamente automatizada alcanzaría niveles de productividad 10 o 15 veces superiores a los de la Tercera Revolución Industrial.

La AI primero reemplaza tareas y no puestos de trabajo, pero pronto las tareas que sustituye son analíticas y de resolución de problemas; y se transforma entonces en una fuerza de trabajo de nuevo tipo fundada exclusivamente en el conocimiento, en que desaparece el trabajo físico, individual y concreto, y se torna absolutamente abstracto y profundamente elaborado mediante algoritmos (software AI).

La Cuarta Revolución Industrial, cuyo componente central es la Inteligencia artificial (AI), es un fenómeno único en la historia del capitalismo, porque es un proceso inmediatamente global con contribuciones del mundo entero, por necesidad hondamente cooperativo.

Hay en el mundo, encabezado por EE.UU., un intenso proceso de "destrucción creadora", con la informatización completa de toda la estructura binaria de procesos y procedimientos en la totalidad de la producción manufacturera y de los servicios, que se realiza a través de las 3 tecnologías fundamentales de la nueva revolución industrial: la Inteligencia artificial - que es la decisiva - , la Internet de las Cosas (IoT), y la robotización.

China disputa la primacía en la AI con EE.UU., que ocupa el primer lugar en la investigación científica y tecnológica, pero la República Popular predomina abrumadoramente en la fase de implementación, debido a que su gigantesca economía digital (U$S6.9 billones/+ 18.4% anual), fundada en 852 millones de usuarios de Internet, le otorga a sus innovaciones de inmediato economía de escala. La Cuarta Revolución Industrial es la primera estrictamente global de la historia.

El mundo experimenta ahora una fase AI de transición (10/15 años), con sus software característicos (algoritmos) liderando la innovación. Es un mundo del trabajo absolutamente fluido, donde hay que empleos que se ganan y otros se pierden. La AI exacerba la competencia capitalista, un sistema profundamente revolucionario, que busca incrementar la producción a través del alza de la productividad.

La lógica capitalista es aumentar la producción por la producción misma. Esta es su fuerza histórica y la raíz de extrema vulnerabilidad. Es una actividad intrínsecamente creadora de disrupciones y conflictos.

La expresión actual de la Cuarta Revolución Industrial en EE.UU. es la siguiente: el PBI creció 3.2% anual en el primer trimestre de 2019, en lo que constituye el quinto trimestre consecutivo de expansión de 3% anual o más, en un producto que asciende a U$S21.6 billones (25% del PBI global). La desocupación alcanza a 3.6%, la menor en 50 años, con un nivel de inflación de 1.6% anual, propio de las fases deflacionarias; y un auge de la productividad de +3.6% anual en los primeros 3 meses del año, por encima del promedio histórico de EE.UU en el último siglo (+2.5% anual).

Todo esto con una creación de empleo de 263.000 unidades en abril de 2019, que es el 100 mes consecutivo de más de 170.000 puestos de trabajo creados cada 30 días.

Concluye UBS que la industria AI valdría U$S 100.000 millones en 2030, pero su valor se elevaría a U$S 500.000 millones en 2050, con un aumento de la productividad más que proporcional en relación al incremento del valor de sus activos.

El cálculo de Accenture es que si el PBI norteamericano despliega todo el potencial de la nueva revolución industrial tendría un adicional de U$S8.4 billones que debería sumar al producto de U$S35.2 billones que alcanzaría en 2035.

En ese caso, el PBI estadounidense adquiriría un total de U$S43.6 billones, lo que implica una diferencia de más de 40%, si dejara de contar con el auxilio de la IA como tecnología decisiva de la nueva revolución industrial.

Todo gira en el capitalismo sobre los saltos de productividad que provocan sus sucesivas revoluciones industriales, pero ésta, la Cuarta, fundada en la Inteligencia artificial (AI), tiene inequívocamente un carácter único en la historia del sistema, por su condición intensamente disruptiva a escala global y con efecto inmediato.

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