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Latinoamérica cierra su súper ciclo electoral en un contexto social y político volátil

El súper ciclo electoral latinoamericano está en su tramo final. Las elecciones durante el primer semestre en Centroamérica: El Salvador, Panamá y Guatemala serán seguidas por las de Bolivia, la Argentina y Uruguay. Las que se desarrollan en un contexto económico, social y político complejo y volátil.

2019-05-13

Por Daniel Zovatto*

Durante este año se desarrollará la tercera y última etapa del súper ciclo electoral latinoamericano; una maratón de seis elecciones presidenciales, cuyos resultados terminarán de definir el nuevo ciclo político regional. Al cierre de este súper ciclo, a fines de 2019, 15 de los 18 países de la región habrán celebrado elecciones presidenciales en un período de tiempo de sólo 36 meses.

Este intenso rally electoral tiene lugar en un contexto económico, social y político complejo y volátil. El Banco Mundial proyecta para América Latina un crecimiento económico mediocre: 0.9%, si bien con amplia diversidad de situaciones entre los distintos países. Lo anterior repercutirá negativamente en lo social: la pobreza se mantendrá ligeramente por encima del 30% y la disminución de la desigualdad permanecerá estancada. Las noticias son también preocupantes en materia de cultura política: el apoyo de la democracia registró en 2018 su nivel más bajo (48%), la insatisfacción con la democracia escaló hasta el 71%, mientras la indiferencia ante el riesgo de regímenes autoritarios alcanzó su nivel más alto: 26%.

El calendario se desagrega en dos tramos: tres elecciones durante el primer semestre en Centroamérica: El Salvador, Panamá y Guatemala; y otras tres en América del Sur, durante la segunda mitad del año: Bolivia, la Argentina y Uruguay.

La elección presidencial salvadoreña dio la señal de largada el 3 de febrero; proceso en el que el joven candidato antiestablishment Nayib Bukele obtuvo una victoria cómoda en la primera vuelta. El resultado le infligió una dura derrota a el bipartidismo salvadoreño. Pese a este holgado triunfo, el desafío del nuevo mandatario pasa por garantizar la gobernabilidad, al encontrarse en minoría en el Congreso.

En las elecciones panameñas del pasado 5 de mayo, Laurentino Cortizo (Partido Revolucionario Democrático) obtuvo un estrecho triunfo frente a Rómulo Roux (Cambio Democrático): 33 a 31%. La sorpresa la dio el candidato presidencial independiente Ricardo Lombana, al obtener el 19% de los votos. Como viene ocurriendo desde 1989, habrá alternancia y el PRD, ayudado por el complejo sistema electoral, podría llegar a tener mayoría propia en la Asamblea Nacional o quedar muy cerca de este logro.

Tres mujeres

Los guatemaltecos irán a las urnas el 16 de junio, en elecciones que se caracterizan por un alto nivel de incertidumbre, fragmentación (más de 20 candidatos) y de judicialización de las tres candidaturas que aparecen, de momento, mejor posicionadas en las encuestas: la de la exprimera dama Sandra Torres, la de la hija del dictador Rios Mont, Zuri Rios, y la de la exfiscal Thelma Aldana. La corrupción será un tema central durante la campaña. Anticipo que habrá necesidad de ir a un ballotage para definir la presidencia, y que el nuevo mandatario no tendrá mayoría propia en el Congreso.

Por su parte, las tres elecciones sudamericanas presentan un nivel de incertidumbre aún mayor.

El 20 de octubre, Evo Morales (Movimiento al Socialismo) buscará su cuarto mandato consecutivo en Bolivia. La derrota sufrida por Evo en el referéndum del 21 de febrero de 2016 le había cerrado la posibilidad de buscar una nueva postulación. Sin embargo, Morales forzó la Constitución y con la ayuda del Tribunal Constitucional y del Tribunal Supremo Electoral (ambos bajo su influencia) logró que lo habilitaran a buscar un nuevo periodo presidencial. Las últimas encuestas dan una leve ventaja al oficialismo (34%) sobre el expresidente Carlos Mesa (28 %). Tras 13 años de gobierno de Morales, la oposición tiene buenas posibilidades de llegar al poder, pero para eso deberá unirse y atraer el voto de los indecisos (24%), que por su elevado volumen son los que en definitiva determinarán el resultado final.

En la Argentina, el presidente Mauricio Macri buscará su segundo mandato consecutivo en las elecciones generales del 27 de octubre, que están marcadas por un alto nivel de polarización, incertidumbre y una profunda crisis económica. La oposición, dividida a la fecha, no ha podido aprovechar el mal momento que atraviesa el oficialismo.

Las encuestas dan cuenta de una reñida disputa entre Macri (Cambiemos) y la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner (CFK), quien pese a encabezar la mayoría de las encuestas ha preferido jugar al desconcierto en relación con su candidatura. No está aún claro si habrá espacio para una tercera fuerza política de perfil más moderado, que podría encabezar el exministro Roberto Lavagna o el líder del Frente Renovador, Sergio Massa. A cinco meses y medio de la primera vuelta, todos los escenarios están abiertos, incluso la posibilidad de que Macri renuncie a su candidatura o que CFK decida no presentarse. El escenario más probable es la necesidad de ir a un ballotage (24 de noviembre) para definir al presidente, quien no contará con mayoría propia en el Congreso.

En Uruguay

El mismo 27 de octubre, los uruguayos celebrarán las elecciones presidenciales y parlamentarias más competitivas e inciertas desde 1989. El Frente Amplio acusa un importante nivel de desgaste, luego de tres períodos consecutivos de gobierno, una economía en problemas y al no contar con ninguna de sus tres figuras principales para disputar la presidencia: Mujica, Vazquéz y Astori. Las últimas encuestas muestran al Frente Amplio liderando la intención de voto, seguido por el Partido Nacional y, en un distante tercer lugar, el Partido Colorado.

Los candidatos mejor posicionados en las encuestas, que deberán ser confirmados en las internas del 30 de junio son Daniel Martínez (Frente Amplio), Luis Alberto Lacalle Pou (Blanco) y Julio María Sanguinetti (Colorado). Anticipo ballotage y un nuevo mandatario sin mayoría propia.

En suma, estas elecciones del enojo tienen lugar en un contexto de malestar con la política, sus élites e instituciones. Sus resultados definirán las características, dirección e intensidad del cambio político que vive la región, ratificando el giro al centro derecha o bien el mantenimiento de la heterogeneidad ideológica. El voto castigo y la polarización estarán presentes en un buen número de estos procesos, y los sectores de clase media continuarán siendo determinantes a la hora de definir los resultados.

Las redes sociales y las noticias falsas jugarán un papel crecientemente importante, presentando importantes desafíos en materia de regulación y control. Los nuevos presidentes electos tendrán que aprender a escuchar mejor a sus ciudadanos, recuperar la confianza en la política y, pese a no contar con mayoría propia parlamentaria en la mayoría de los países, ofrecer respuestas rápidas a las crecientes demandas ciudadanas. Caso contrario, la desilusión podría gatillar una acelerada pérdida de apoyo popular, un aumento de la conflictividad y serias crisis de gobernabilidad.

(*) El autor es politólogo y jurista. Experto en democratización, elecciones y gobernabilidad, es director regional de IDEA Internacional para América Latina y el Caribe.

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