Claves del día

Vladimir Putin es reelecto como presidente de Rusia

Los primeros sondeos, le dan una amplia mayoría del 70% de los votos. Bajo la era de Vladimir Putin, Moscú ha renovado la influencia en asuntos internacionales que tenía en tiempos de la Unión Soviética, al mismo tiempo que ha visto crecer el aislamiento y la desconfianza hacia el país.

2018-03-18

Por Univision.com

Como se esperaba, Vladímir Putin ganó las elecciones presidenciales celebradas en Rusia este domingo en las que no hubo una oposición real. Tras el cierre de los últimos colegios electorales, el primer sondeo del instituto oficial VTSiOM le daba al presidente ruso el 73.9% de los sufragios, unos 10 puntos más que el 63.6% obtenido en 2012.

El mandatario de 65 años, que logró así un cuarto mandato y podrá permanecer en el poder hasta 2024, superó al candidato comunista Pavel Grudinin, al ultranationalista Vladimir Jirinovski y a la periodista cercana a la oposición liberal, Ksénia Sobtchak.

Antes de abandonar el escenario para aplaudir, dirigió a la multitud en un canto de '¡Rusia, Rusia!'

Los primeros resultados parciales (30% de los votos escrutados) le daban el 73.1% de los sufragios a Putin y el 14.9% a Grudinin. Vladimir Zhirinovsky se alzaba con el 6.7% y Ksenia Sobchak con el 1.3%.

La tasa de participación era de casi el 60% tres horas antes del cierre de los colegios electorales, según la Comisión Electoral Central (CEC).

El Kremlin había convertido la participación en su principal objetivo, con el fin de legitimar unas elecciones cuyo resultado no ofrecían ningún suspense.

Pero el principal opositor, Alexei Navalni, apartado de las elecciones por una condena judicial, acusó al Kremlin de aumentar artificialmente la movilización rellenando las urnas u organizando el transporte masivo de electores hacia los colegios electorales.

'Necesitan participación. El resultado es que la victoria de Putin con más del 70% [de los votos] se ha decidido de antemano', dijo Navalni a la prensa, asegurando que la participación real era inferior a la de 2012.

El 'héroe' de la patria rusa del que Occidente desconfía

Tras más de un cuarto de siglo después de la desaparición de la Unión Soviética, Rusia vuelve a estar en el centro de la escena internacional como un actor temido por algunos, respetado por otros, pero jamás ignorado como parecía que iba a suceder en los primeros años que siguieron al colapso del sistema comunista.

En buena medida, ese proceso de recuperación del prestigio se identifica con Putin, quien como la fuerza dominante en la política rusa por las últimas dos décadas, ha encabezado el regreso de Rusia a las grandes ligas de la política global. Con el triunfo de este domingo, el mandatario ruso se asegura seis años más en el poder con los que seguir impulsando su agenda.

Hasta ahora, para el Kremlin haya vuelto a ser tenido en cuenta, Putin tomó decisiones que han llevado a Rusia a ser aislada en muchas instancias internacionales. Por ejemplo, su aventura militar en Ucrania en 2014, cuando se anexó la península de Crimea, significó su definitiva expulsión del exclusivo club de las economías más desarrolladas del planeta: el Grupo de los 7.

El grupo que luego se llamó G-7 más Rusia y en 1997 pasó a llamarse G-8, volvió a su nomenclatura original a raíz de la crisis con Ucrania. En 2014 Moscú fue suspendida del foro, justo cuando debía organizar la cumbre anual del organismo en la ciudad de Sochi y en 2017 el gobierno ruso anunció que se retiraba definitivamente. El país empezó a ser objeto de duras sanciones internacionales.

Pero ese aislamiento diplomático ha ido paralelo con un impulso por participar en asuntos internacionales, como su intervención en Siria que ayudó a apuntalar a su aliado, el presidente Bashar al Asad, acorralado por una sublevación armada de grupos de diverso tipo, entre las que se contaban algunas organizaciones vinculadas a ISIS y Al Qaeda.

Putin es para muchos la personificación del renovado prestigio mundial ruso y por eso muchos dentro del país lo ven como un héroe de la patria, el hombre que estabilizó y recuperó la colapsada sociedad postsoviética y logró que el resto de la comunidad internacional prestara nuevamente atención a Moscú.

La nueva Guerra Fría

Lo cierto es que aun con el caos que siguió al desmantelamiento del sistema comunista, Rusia nunca dejó de ser una nación influyente. Al fin y al cabo, se trataba de la otra superpotencia nuclear, el país que además de EEUU, tiene un arsenal de armas atómicas suficientes como para destruir el planeta.

Sin ese arsenal, la pegada rusa sería mucho menor, porque pese a ser una nación gigante de 144 millones de habitantes que se extiende de Europa a Asia, económicamente no tiene un poder equivalente.

Al empezar la segunda década del siglo XXI, las relaciones de la Federación Rusa (nombre oficial del país) con EEUU, Europa y el resto de Occidente empezaron a resquebrajarse, tras varios años de una dificultosa aproximación entre los antiguos enemigos de la Guerra Fría que para muchos dentro de Rusia era una vergonzosa capitulación.

Con Putin ya en control de los hilos del poder ruso, empezó una etapa que en Occidente consideran agresiva, pero que dentro del país alaban los nostálgicos de los tiempos de cuando Moscú era el otro polo que limitaba el alcance de Washington. Y por eso muchos ven en el mandatario ruso a un patriota que ha hecho a Rusia respetable de nuevo.

No importa que eso haya generado tensiones que en ocasiones han llevado a más de un analista a advertir sobre el arranque de una nueva Guerra Fría, el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial cuando la URSS y EEUU vivían una paz tensamente apoyada en el equilibrio de la "mutua destrucción" que aseguraban sus armas nucleares.

Estas son algunos de los temas álgidos de la relación entre Rusia y el resto del mundo:

Espías envenenados:
El episodio de enfrentamiento entre Rusia y el exterior está centrado en Reino Unido, cuyo gobierno acusó al de Vladimir Putin de estar detrás del intento de asesinato de un exespía ruso y su hija usando un agente químico nervioso. Londres anunció la expulsión de 23 diplomáticos rusos y ha coordinado el rechazado de EEUU y sus aliados europeos al ataque contra Sergei Skripal y su hija Yulia en la ciudad de Salisbury, en el oeste de Inglaterra. Los británicos concluyeron que el agente usado es uno producido en tiempos de la Unión Soviética, sobre el que las autoridades rusas deberían tener absoluto control. Moscú rechaza cualquier responsabilidad y pide acceso a los datos de la investigación. Londres podría presionar para que se establezcan nuevas sanciones contra Rusia por violar su soberanía nacional en el marco de Naciones Unidas o de la Unión Europea, organización a la que todavía pertenece.

Siria:
Bashar al Asad siempre fue un aliado del Kremlin que Occidente debía tolerar. Cuando en 2011 el presidente sirio parecía a punto de correr la misma suerte de varios de sus colegas del mundo árabe arrasados por una "primavera" de cambios en la región, Washington y los suyos esperaban su pronta caída. La rebelión devino en una guerra civil en la que Washington y Moscú terminaron apoyando bandos distintos, pese a que Al Asad aseguraba estar enfrentándose a los mismos terroristas de Al Qaeda e ISIS que los estadounidenses combatían en otras zonas. La Casa Blanca de Barack Obama nunca se empeñó más allá de un apoyo espasmódico a los grupos considerados moderados que combatían al gobierno sirio, mientras que Putin puso todo su poder militar al servicio de su aliado, quien logró estabilizar el conflicto y garantizar su sobrevivencia. Con Trump la estrategia cambió y, aunque se han coordinado para anular a los extremistas, ha habido incidentes en los que militares de uno y otro país se han visto bajo fuego, en lo que algunos consideran es el peligroso frente de la nueva guerra fría.

Crimea:
La mayor crisis entre Moscú y el resto del mundo se produjo en 2014, cuando fuerzas armadas empezaron a entrar en la península de Crimea, todavía parte de Ucrania. Moscú siempre negó tener alguna relación con esos grupos, aunque el gobierno de Kiev denunció una invasión rusa. Al final se produjo una ocupación militar por órdenes de Putin, con el argumento de defender a la población rusa de la región. La anexión de la península fue el corolario de años de tensiones entre ambas naciones, agravadas por el triunfo de políticos contrarios a los intereses de Moscú. En 2014 el presidente prorruso Viktor Yanukovych cayó luego de que estallara una rebelión popular por su decisión de no subscribir un acuerdo de acercamiento con la Unión Europea y en cambio optara por unirse a la Unión Económica Euroasiática que promovía Moscú. La salida de Yanukovych fue seguida por manifestaciones populares en el este y el sur de Ucrania por grupos nacionalistas rusos que complicaron la situación del nuevo gobierno más prooccidental. A partir de esos eventos, EEUU, la Unión Europea y otras naciones iniciaron una política de sanciones que fundamentalmente afectan el sistema financiero ruso.

OTAN:
La expansión hacia el este de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) fue siempre la queja de los rusos tras la caída de la URSS y la desaparición del Pacto de Varsovia, la organización equivalente con la que los soviéticos enfrentaban a la alianza militar occidental. En Moscú se asegura que a principios de los 90, en medio del proceso de reunificación de Alemania, hubo una "promesa" que la OTAN no cumplió en 1995 cuando incluyó a Polonia, Hungría y la República Checa en el grupo. En Washington afirman que esa promesa no existió. Ahora, los estrategas de la alianza atlántica han pactado acuerdos con Ucrania y Georgia, dos naciones que pertenecían a la esfera soviética.

Snowden:
Un año antes de la crisis ucraniana, ya el Kremlin había tenido roces con la Casa Blanca cuando concedió asilo temporal a Edward Snowden, el analista de la CIA que es acusado por EEUU de haber filtrado información sobre un programa de vigilancia ultra secreto en el que participaban empresas de telecomunicaciones estadounidenses y europeas. Moscú le otorgó protección pese a que Snowden había sido acusado dos días antes de violar la Ley de Espionaje al revelar documentos secretos sin autorización y que había llegado a territorio ruso con un pasaporte que estaba anulado. La protección a Snowden fue vista como un desplante de Putin a Obama, bajo cuya presidencia nunca se logró relanzar las relaciones bilaterales como había ofrecido el presidente estadounidense.

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