Claves del día

De la patria de los políticos criollos a la patria de todos los guatemaltecos

Guatemala ha vivido, sin duda, un 15 de septiembre distinto al de los tradicionales desfiles escolares y una celebración patria más allá de las retóricas oficiales vacías y anodinas.

2017-09-16

Por Christian Calderón Cedillos *

Guatemala, finales del siglo XVII. En lo que hoy es la Antigua Guatemala, el capitán Francisco Antonio de Fuentes y Guzmán, criollo guatemalteco - es decir, español nacido en América-, descendiente por vía materna del cronista y soldado Bernal Díaz del Castillo, uno de los primeros conquistadores que acompañó a Hernán Cortes, escribía su historia Recordación Florida sobre el reino de Guatemala.

El texto considerado por los especialistas como "el primer documento en que se manifiesta la emoción de una patria guatemalteca", es además una exaltación no de la madre patria, sino de la patria nueva, la americana, la de los criollos.

Llegada la época independentista estos mismos criollos entrarían en conflicto con la corona española, cuando Carlos III introdujo un plan de modernización de las colonias, las denominadas reformas borbónicas, que entre otros efectos restringían privilegios de la élite criolla, ya para ese entonces crecida en número y mejor articulada, y apelarían ya desde entonces al argumento de la intromisión extranjera para para defender sus intereses y "la libertad de la patria".

En el siglo XX, otro historiador guatemalteco muy reconocido, Severo Martínez Peláez en su obra La Patria del Criollo (1970) retoma con lectura crítica la crónica de Fuentes y Guzmán para ilustrar lo que denomina la mentalidad criolla o criollista, y señala sobre la misma: "La idea de patria, que se halla presente en el fondo de los arrebatos y alegatos de la Recordación Florida, es la patria del criollo". Y remata: "Los criollos estaban defendiendo su patrimonio de herederos de la conquista, y ese patrimonio fue la base material de la que surgió entre ellos la idea de patria".

La que sería la patria de unos pocos privilegiados que no incluiría en la misma a los que no pertenecían a esa élite criolla, a los otros, los ajenos a esa patria, la gran mayoría de la sociedad.

La historia guatemalteca en su vida republicana, pasando por la Federación Centroamericana que duró dos décadas después de la independencia del reino español en 1821, y desde 1840 que se funda el estado guatemalteco durante el gobierno de los treinta años, ha sido la patria a imagen y semejanza de unos pocos.

La imagen de una patria, que es la de una élite que acomoda esa visión a sus intereses materiales y privilegios políticos y sin tomar en cuenta los intereses de los demás sectores sociales a los que afectan sus decisiones, y esto ha sido así, casi sin variar en los últimos 200 años.

Foto: Estrategia y Negocios

EL DESPERTAR DE LA OTRA GUATEMALA

En el transcurso de ese tiempo, las élites cada vez más mestizas y menos identificables por ascendencias europeas, han sabido mantener la misma idea de patria criolla a buen resguardo y que se funde en lo que el citado historiador califica de mentalidad criolla.

Guatemala, siglo XXI. La clase política actual heredera de esa mentalidad criollista de elites encomenderas y cafetaleras, enfrenta desde el 2015, -salvo quizá el breve lapsus de los gobiernos de la llamada primavera democrática de Arévalo y Arbenz a mitad del siglo XX- el despertar de esos otros, "los ajenos a la patria", que irrumpen reclamando su inclusión en una imagen o idea de patria muy estrecha.

Y es la misma actitud caduca personificada en la actual clase política criolla la que rechaza y no entiende las nuevas demandas de esos otros que ahora les reclaman, cuestionan, exigen y les confronta. Esos grupos que son los que los votan y los colocan en los puestos de poder de los organismos del estado y la administración pública salen a las calles y piden ahora su renuncia. La plebe de antes convertida ahora en ciudadanía.

UN MES PATRIO DIFERENTE

Los acontecimientos conflictivos en las últimas tres semanas reiteran lo anterior. Primero, el pulso entre la ciudadanía y el presidente Jimmy Morales en su fallido intento por expulsar al Comisionado Iván Velásquez de la Comisión Contra la Impunidad en Guatemala.

Cicig es, "la intromisión extranjera" de turno, según sus opositores, encabezados por el mandatario, acusado del delito de financiamiento electoral ilícito por la Comisión y el Ministerio Público.

Segundo, la aprobación de urgencia nacional de un paquete de leyes pro impunidad por parte del Congreso de la República que de un plumazo buscaban frenar los avances contra la corrupción desde 2015. Reformas surgidas de un parlamento donde por lo menos la tercera parte de sus miembros enfrenta antejuicios por cargos de corrupción.

Reformas propuestas por el mismo Congreso que, unos días antes, había salvado al Presidente del desafuero pese a las evidencias suficientes para abrir una investigación judicial.

Tercero: la confrontación abierta entre una ciudadanía indignada y el Congreso, apenas en la víspera de este 15 de septiembre, aniversario 196 de la proclamación de independencia, y la exigencia de miles de manifestantes tanto en la capital como en las principales ciudades del país, que demandan la renuncia inmediata a los diputados.

La tarde del 15 de septiembre, los legisladores, en un acto de contrición democrática, decidieron aprobar por unanimidad otro decreto que da marcha atrás con las cuestionadas reformas aprobadas por "error" (sic).

Al caer la noche de este 15 de septiembre, las imágenes frente al Palacio Legislativo ubicado en el centro histórico de la capital guatemalteca son inéditas, por lo menos en los últimos treinta años de retorno al régimen democrático.

Cientos de manifestantes cantando el himno nacional, ondeando banderas de Guatemala, algunas manchadas de rojo sangre. Los manifestantes en su mayoría jóvenes, -indignados como se autodenominan ante los medios- mantienen un cerco ciudadano en el Congreso, con los diputados dentro, atrincherados sin poder salir del edificio. "Sólo sale el que renuncie", advierten.

Sin duda, un 15 de septiembre distinto al de los tradicionales desfiles escolares y de retóricas oficiales vacías y anodinas.

Pero, ¿hay algo que celebrar en un día como hoy en la capital guatemalteca?

Quizá.

En su libro ya citado, Martínez Peláez concluye: "¿Qué la patria que él defendía --De Fuentes y Guzmán- no es la que querríamos para nuestros hijos? Es cierto: pero la idea de patria tiene un desarrollo histórico, y su trayectoria va desde una patria de pocos hacia una patria de todos".

No se me ocurre mejor forma de cerrar.

* Sociólogo y catedrático universitario guatemalteco

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