Siete historias de patriarcas en Centroamérica

5. Desde Nicaragua, Ramiro Ortiz Gurdi&aacute;n/BANPRO: Cree en la integraci&oacute;n financiera regional Ramiro Ortiz Gurdi&aacute;n es vicepresidente de Promerica Financial Corporation, la due&ntilde;a de todos los bancos del grupo Promerica. Entr&oacute; al banco en 1998. Hasta ese a&ntilde;o, Ramiro, ya casado. Viv&iacute;a en Per&uacute; trabajando para el Banco de Boston Instituci&oacute;n donde hab&iacute;a comenzado su carrera, primero en Miami, despu&eacute;s en Boston, y posteriormente a cargo de las operaciones en Per&uacute;. Promerica, la instituci&oacute;n financiera dirigida por su padre Ramiro Ortiz Mayorga, entr&oacute; a El Salvador en 1996. Ramiro hijo, con 28 a&ntilde;os, asumi&oacute; la tarea de supervisar la fusi&oacute;n con Bancorp, el banco salvadore&ntilde;o adquirido. Desde entonces ha desarrollado una carrera de m&aacute;s de quince a&ntilde;os en la instituci&oacute;n financiera centroamericana. Uno de los aportes de Ortiz Jr. ha sido impulsar la integraci&oacute;n entre los bancos de Promerica en la regi&oacute;n centroamericana, que cuando inici&oacute; su carrera funcionaban como instituciones independientes, sin nexos con sus bancos hermanos. &quot;Nuestro enfoque ha sido siempre c&oacute;mo le damos a nuestra regi&oacute;n las herramientas necesarias para que los actores puedan pensar m&aacute;s grande y no solamente en su pa&iacute;s. El tener bancos en todos los pa&iacute;ses centroamericanos, que ninguna instituci&oacute;n de origen regional tiene, nos ha permitido desarrollar un modelo de negocios &uacute;nico&quot;, asegura Ortiz. Ramiro posee una maestr&iacute;a en finanzas y curs&oacute; estudios en Harvard. El financiero es un l&iacute;der joven que busca siempre rodearse de mentores con experiencia. Recuerda que desde su primer reto en Promerica &quot;ten&iacute;a como asesores, que me ayudaba a hacer mi trabajo, a gente experimentada, que hab&iacute;an pasado por todos los procesos y eran capaces de tomar la mejor decisi&oacute;n para la instituci&oacute;n&quot;. Esa experiencia ha sido tan trascendental para Ortiz, que lo convirti&oacute; en pol&iacute;tica: todos los j&oacute;venes ejecutivos que entran al banco, tienen un padrino-mentor. Ortiz Gurdi&aacute;n no cree en generaciones que se retiran y dejan el campo a otras nuevas, sino en una fusi&oacute;n de talentos en la cual participan diferentes generaciones. &quot;Nosotros como familia, estamos involucrados en el negocio, pero m&aacute;s a nivel estrat&eacute;gico. En lo operativo, buscamos tener el talento adecuado para que este negocio siempre siga caminando. Como familia, hemos aprendido que debemos blindarnos con gente buena, capaz, profesionales de alto rendimiento&quot;. A nivel personal, Ramiro hijo recuerda una experiencia que lo transform&oacute;: &quot;Incorporamos hace tiempo el programa The Pacific Institute, de Seattle, que nos ayud&oacute; a poder hacer la unificaci&oacute;n entre todos los pa&iacute;ses, a pensar con los mismos valores, a definir qu&eacute; es lo m&aacute;s importante para nosotros. Funcion&oacute; como un lenguaje en com&uacute;n con todos nuestros colegas, con nuestra familia, porque llegamos a entender por qu&eacute; hacemos las cosas. Esa experiencia me ayud&oacute; a progresar, a pasar el pr&oacute;ximo nivel, y nos ayud&oacute; a todos en nuestra familia Promerica, a superarnos como seres humanos y por consiguiente, en nuestra vida profesional&quot;. Ortiz Gurdi&aacute;n es de los que creen que &quot;si uno se queda est&aacute;tico, muere&quot;. &quot;Con la tecnolog&iacute;a, aparecen miles de oportunidades, lo importante es elegir y medir cu&aacute;l es la avenida que vamos a tomar, porque muchas de esas oportunidades que se presentan pueden tener m&aacute;s riesgos de lo que nosotros estamos dispuesto a tomar, pueden poner en riesgo a la instituci&oacute;n. Tomar el pulso a las oportunidades requiere que uno est&eacute; siempre sintiendo qu&eacute; es lo que el mercado est&aacute; pidiendo, qu&eacute; es lo viable y qu&eacute; tan r&aacute;pido se puede ejecutar&quot;.

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