Claves del día

Usted es un emprendedor (pero quizá no lo sepa aun)

¿Tiene una idea? ¿La ha compartido o conversado en un asado o en la oficina con otras personas? ¿O es de los que cree aún que le pueden robar la idea del millón de dólares si la comparte, y no se da cuenta que una idea es N-A-D-A por si sola?

2017-05-10

Por: óscar Rojas Morillo*

El día anterior a que ha sido escrito este articulo, me encontraba al frente de mis alumnos intentando convencerlos de hacer cosas únicas, de no conformarse con lo que hay y buscar situaciones, imaginar mundos, resolver problemas que aun no existen, otear el porvenir de sus realidades, de sus empresas y claramente, del país que bien se lo merece y prometerse a si mismos que intentarán (que es mucho mas que no hacer nada) cambiar su entorno, por muy pequeño o grande que eso signifique. Estoy pensando en mi Venezuela y lo mucho que necesita de ideas y creatividad (y sobre todo buena onda) para salir del agujero donde estamos metidos…

De la N-A-D-A a algo. Explicaba a mi atenta clase cómo una idea es simplemente nada (N-A-D-A) si no se comparte y se somete al escrutinio de otras personas, que por muy buena que sea si esta no se pone a prueba, se estresa, esmerila y pule con objeciones y contrapropuestas, nunca sabremos que tanto lo es (o será). En eso me encontraba cuando me llegó la razón para esta columna, recién ayer, de pie en mi sala explicando que lo importante de tener, después de una buena idea, un muy buen modelo de negocio antes que un pomposo y preciso plan de negocios por mucho que este último esté perfectamente ejecutado, básicamente porque como explica el profesor de HBS William H. Sahlman, estos vienen, entre otras cosas con el pecado del optimismo empedernido (nunca pasa nada malo) y con muy pocas preguntas respondidas, que son precisamente las que un inversionista de riesgo o banco se haría; pero que si incluye el ejercicio de fantasía de incluir ficciones financieras, perdón, proyecciones a cinco años (¿alguien sabe en donde estará Uber en cinco años? ¿quien puede pronosticar si finalmente los bitcoins serán un buen refugio ante la inestabilidad mundial? ¿habrá un lio en serio entre Washington y Pionyang? Dios no permita eso…¿Podría saber en donde estará mi empresa (o proyecto de) en ese mismo tiempo?). El modelo es mucho mas que algo después de la N-A-D-A que es una idea huérfana de roce y pulido.

La razón para comenzar. Incidía sobre la importancia de romper la pereza mental e invitarlos a generar ideas y más ideas; que se rebelaran contra lo establecido o al menos contra el conformismo que nos atenaza como mundo, del pasotismo vital que nos invade, porque generar ideas sin parar produce algo que a mi me da por llamar inercia positiva creativa y eso contribuye a mejorar las cosas. En ello estaba cuando algo cruzó mi cabeza y me quedé callado, quizá dos segundos, en realidad -y ahora lo sé- fue el darme cuenta de algo que no había considerado un punto en mi discurso, un error en el sextante: no todos nacimos para nadar con tiburones ni cruzar el Niagara en bicicleta (el enfoque natural e inconsciente de mi clase va hacia ese tipo de personas, imagino mas cool hablarle a Michael Corleone que a Fredo), también habemos muchos que preferimos el resguardo de la guarida y no nos agrada bucear de noche. Pero indistintamente ambos grupos generan ideas y ganas de cambiar las cosas, desde sus trincheras y que conviven perfectamente entre si. En ese momento replantee mi (dis)curso -mis alumnos aun no lo saben hasta que me lean…si es que lo hacen- y pensé lo siguiente:

La clave está en las fibras. Usain Bolt fisiológicamente dista mucho de, por ejemplo, el keniata Eliud Kipchoge, eso es algo que salta a la vista, pero no solo por su velocidad, talento y técnica, lo es por la manera en que ejercita y explota sus fibras. Los velocistas tienen fibras de contracción rápida mucho mas eléctricas que el común de las personas, esto es lo que hace que al momento del pistoletazo de salida (momento clave en una carrera de velocidad) esas fibras literalmente explotan en las piernas de los corredores que se convierten en pistones de repetición (contracción y expansión) como si de un motor de alta cilindrada se tratara. Las fibras de Eliud son diferentes, son de contracción lenta, diseñadas de alguna manera para sufrir y aguantar larguísimas distancias sin perder potencia. Bolt no podría mover su cuerpo a la velocidad que lo hace por mucho mas de unos cientos de metros, Eliud no le ganaría jamás a Usain un pique corto, pero difícilmente el jamaiquino le pudiera ver la espalda en un 21k al keniata. Son corredores, pero practican deportes diferentes.

¿Y usted que fibra tiene?. Hace falta mucho valor para llevar a cabo las ideas, para creer en ellas y hacerlas realidad, o al menos intentarlo. Las personas que suelen generarlas y/o llevarlas a cabo son los archiconocidos emprendedores, aunque con el concepto comienza a haber un problema. Bien lo dice Linda Rottenberg que el verbo emprender hay que reformularlo y pronto. Hoy ya todo es emprendimiento y eso no es cierto y por ello lo desvirtua, porque si todo es emprendimiento ya nada lo es. Lo que si hay que rescatar es la naturaleza de los emprendedores, y para eso me apoyo en sus vocablos en inglés (sin equivalente en castellano) que resultan mas ilustrativo para generar una diferenciación vital en mi argumento: están los entrepreneurs y los intrapreneurs, que teniendo la misma inclinación, como los velocistas y los fondistas, practican diferentes deportes. Sus fibras son diferentes pero cuentan con las mismas ansias de hacer algo nuevo. Usted será un entrepreneur si sus fibras son de contracción lenta, sabe que aquí gana el que aguanta y no el que mas corre al principio. Usted madura sus ideas y es capaz de salir a correr solo, dejó o dejará su trabajo o la universidad porque no puede mas con el ruido interno de su cabeza por hacer algo diferente. Para usted el miedo es un país al que hay que ir y el fracaso una bebida que mientras mas rápido se tome, mejor.

En cambio, si usted es de las personas que vive viendo qué perfeccionar de su entorno, llámese organización, trabajo o iglesia y le gusta proponer siempre desde la seguridad que ofrece una empresa, usted es un velocista y por ende un intrapreneur, sabe donde está su meta y su carga de energía para llevar a cabo sus propuestas. Es quizá mas técnico (tanto en la carrera como para convencer), pero muy posiblemente siente aversión al riesgo, por eso no se aleja de casa, cosa que su colega de largo aliento le divierte.

Otro punto no considerado hasta este instante. Honestamente pensaba dejar hasta aquí esta tipología dual pero siento volar desde una neurona en el hemisferio oriental al occidental, en sinapsis pura una pregunta: ¿y en donde estoy yo? Que me se no velocista y que el fondo me extenúa. Y detengo el envión para reevaluar mi descripción y para admitir/descubrir que existe un tercer tipo: el mediofondista, tipos como yo, los que desarrollamos fibras de ambos tipos, que vivimos proponiendo ideas para nosotros, para otros, para la empresa, para todos. Imagino que es el cuadro clásico del innovador dentro de una organización que tienen en mente quedarse hasta donde pueda en la organización (y así garantizar su salario) mientras pasa todo su tiempo fuera depurando su idea o proyecto y esperando el momento perfecto para, literalmente, salir corriendo. Al final éramos tres, no dos…

La traducción de la neurona al papel (una posible receta). ¿Tienen una idea? ¿la ha compartido o conversado en un asado o en la oficina con otras personas? O ¿es de los que cree aun que le pueden robar la idea del millón de dólares si la comparte y aun no se da cuenta que una idea es N-A-D-A por si sola? Le invito a hacer el test de lo obvio de Jack Trout como primer paso para un rápido check de ella. Y ahora asumamos que la idea funciona no solo en el test sino en todo y ya tenemos un modelo de negocios que relaciona el entorno con la idea y de alguna manera nos brinda una visión mejor y mas sólida de sus posibilidades. ¡Ahora viene lo bueno damas y caballeros!, nos toca, en vez de ver si en 5 años seremos millonarios, ponernos serios y preguntarnos con mente de inversor lo que ellos pensarían, que no son mas que los factores críticos de éxito o fracaso (según lo quieran ver) y saber cómo sobrevivir en la época mas convulsa que se recuerde jamás, del tipo Cisne Negro. Las preguntas básicas serian:

  • La oportunidad. ¿qué tan grande es en función al mercado y su proyección

  • El contexto. ¿realmente conozco donde me estoy metiendo? ¿cómo cambia el contexto, hacia donde se orienta? (porque todo cambia invariablemente)

  • El riesgo. ¿A que me puedo atener de manera sensata? ¿Cuáles serian las condiciones que nos sacarían de competencia y con ello matar la oportunidad?

  • La recompensa. Por hacer todo lo que me planteo en mi modelo de negocios, ¿qué tamaño de ganancia/beneficio/satisfacción podríamos tener?, ¿me es suficiente por el esfuerzo?

Si seguimos adelante porque tenemos respuestas a estos planteamientos, Peter Thiel, ex PayPal en su realmente aleccionador libro De Cero a Uno nos deja un aviso para navegantes e invitación a aventarnos un poco mas al recordarnos que:

  • Es mejor arriesgarse por audaz que por trivial.

  • Un mal plan es mejor que ningún plan.

  • Los mercados competitivos destruyen los beneficios (así que no caigamos en la tentación de meternos donde todo el mundo entra)

Al final del cuento. La fibra con que estemos hechos no nos impide generar ideas y crear nuevos mundos, al contrario, nos ayuda en función a lo que tenemos para llegar desde diferentes vías. Lo importante es, seamos el tipo de emprendedores que seamos, porque todos podemos serlo y generar ideas, no perder el hambre y las ganas de pensar y proponer. Salga a respirar aire puro, oxigénese, ponga sus fibras a funcionar y sus neuronas a producir, ya sabe lo de la gacela y el león, no importa quien sea: ¡Piense… exista…y claro está: corra!

*Cocinero por pasión. Profesor universitario, consultor y conferencista internacional e Ingeniero mecánico de profesión, es además director ejecutivo en The Learning Group (www.thelearningroup.com). Entre sus estudios cuenta con maestrías de administración de negocios (MBA) y gestión de proyectos (MPM); y con Robótica y Automática Industrial a nivel de doctorado. Agitador tecnológico y admirador del talento humano y de los sueños que conllevan los procesos creativos, cree en la innovación como llave de cambio a todo nivel. Está casado con una chapina y tiene un hijo chileno.

Pueden comunicarse con Oscar para comentar esta o cualquiera de sus columnas a su correo electrónico oscarrojasmorillo@gmail.com

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