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Compañía Azucarera Salvadoreña (Cassa): Caña con sabor a solidaridad

Con los proyectos de RSE que ejecuta la empresa, todos ganan en productividad, competitividad y rentabilidad. Es una lógica de ganar-ganar.

2014-12-18

Por: estrategiaynegocios.net

En la cadena de producción, el principio de que cada uno de los eslabones debe aportar valor, transferir conocimiento y coadyuvar por una mayor competitividad, se convierte en ejemplo concreto para aquellas empresas abanderadas de políticas socialmente responsables. Un caso que se adecua a la anterior descripción es Compañía Azucarera Salvadoreña (CASSA), empresa dedicada al cultivo de caña de azúcar, porque ha consolidado una alianza entre la compañía y los productores mediante la toma de decisiones en los negocios bajo valores éticos, respeto a la legalidad y cumplimiento de los estándares nacionales e internacionales.

Gracias a los proyectos de RSE que ejecuta, todos ganan en productividad, competitividad y rentabilidad. Con los productores de caña se desarrollan programas en tres etapas: la primera consiste en contribuir a la sostenibilidad financiera de los productores, especialmente las cooperativas del sector reformado.

Para la segunda etapa se pone a disposición de ellos asistencia técnica y transferencia de tecnología requerida para garantizar la competitividad, productividad y rentabilidad del productor y de la empresa.

En la última etapa, una vez obtenidos los resultados deseados, se trabaja en con-junto a favor del desarrollo de comunidades donde se cultiva la caña de azúcar, en un programa llamado Aliados de la Comunidad, por medio del cual se benefician cinco comunidades cañeras, donde están ancladas cooperativas de la reforma agraria y en 16 comunidades de tres departamentos de la zona oriental del país.

Se ha beneficiado a más de 14.000 personas de manera permanente, porque el objetivo es incidir en la calidad de vida de las familias donde se realiza actividad productiva de la caña, mediante organización comunitaria, participación ciudadana y creación de habilidades locales y de oportunidades.

El desarrollo de Aliados de la Comunidad ha permitido procesos de toma de decisiones consensuadas y participativas en pro de mejorar la calidad de vida de las comunidades.

El efecto multiplicador de este programa es visible, porque traspasa los límites de la empresa y lleva beneficios a todos los sectores involucrados en la cadena productiva. Se ha convertido en un motor de desarrollo para el país porque dinamiza la economía nacional al generar más de 7.300 empleos directos y porque fortalece distintos sectores productivos, lo que irradia hacia miles de salvadoreños.

Para CASSA la política de RSE es un eje transversal, permanente en toda la organización. El interés es obtener frutos sostenibles en el tiempo y para ello la empresa ha definido metas concretas y criterios replicables en otras comunidades donde se cultiva caña.

A través del programa Aliados de la Comunidad se ha aportado tanto al capital físico, social y humano de las comunidades y familias beneficiarias a través de la disminución de índices de desnutrición, prevención de enfermedades, formación en valores, fomento de buenas prácticas medioambientales, potenciación del liderazgo local, construcción de infraestructuras.

Acción en cinco ejes

Aliados de la Comunidad gravita alrededor de cinco componentes: el primero -desarrollo comunitario- busca que a partir de la organización y participación de los líderes comunitarios y actores locales sea posible la transformación de una comunidad. Opera mediante mesas de gestión que son espacios neutrales integrados por líderes locales, representantes de cooperativas y colaboradores de CASSA, para canalizar las necesidades comunitarias y buscar soluciones conjuntas para un desarrollo comunitario autosostenible.

El segundo eje tiene que ver con salud integral. CASSA ofrece atención de primer nivel en salud curativa, preventiva y nutrición. Los niños menores de cinco años y mujeres embarazadas, debido a los riesgos de salud y nutrición a los que la población está expuesta, tienen prioridad. Para conocer el estado de la salud, unas brigadas se encargan de controlar peso y talla, entrega de medicamentos y micronutrientes, formación para prevención de accidentes y enfermedades, fomento de alimentación nutritiva, ente otros.

Espacios de Convivencia es el tercer componente e implica la creación de espacios físicos de convivencia pacífica, para la integración, actividad, uso adecuado del tiempo libre, formación de valores y prevención de la violencia. Uno de estos espacios se llama Ludoteca Móvil CASSA, que recibe a menores de nuevos centros escolares rurales para que realicen actividades a favor de un mayor aprendizaje académico, fomento de hábitos de higiene y juegos. El otro espacio es la liga deportiva.

Un cuarto elemento dentro de la política de RSE de CASSA es la educación y productividad. Con el primero se pretende elevar la calidad educativa de las comunidades y ampliar las oportunidades de superación y generación de ingresos de los jóvenes y las familias. Ya se han beneficiado alrededor de 2.534 menores y adolescentes gracias a capacitaciones, donación de bibliotecas, computadoras, libros de texto y cuento; concurso de cuentos, mapas de riesgo. También involucra el mejoramiento de la infraestructura. Por medio de este plan se restauraron los techos de cinco aulas en deterioro y se impermeabilizaron las losas.

Finalmente, está el componente llamado Sembrando Desarrollo, diseñado para fortalecer directamente la organización y participación comunitaria, a través de la formulación, gestión y ejecución de proyectos de desarrollo local. La empresa realiza un concurso anual para que las comunidades postulen, por fondos no reembolsables, sus proyectos de desarrollo comunitario. En medio del proceso, CASSA brinda asesoría técnica, ayuda en la formulación, gestión y ejecución de proyectos.

El resultado ha sido, por un lado, la edificación y amueblamiento de la casa comunal en San Raymundo de Ahuachapán, la construcción de una sede para pro-motores de salud en El Sunza de Izalco, la reparación del camino vecinal en Los Lagartos de San Julián y la introducción de agua potable en Tonalá de Sonsonate.

Hay otros proyectos constructivos de infraestructura que aportarán introducción de servicios básicos y desarrollo local, que se están realizando en la actualidad.

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