Es un edificio que se construye en el sector noroeste de San Pedro Sula, en un área de 23,273.19 metros cuadrados a inmediaciones del parque Hacienda Tara, sobre el bulevar McKay de la ciudad. Contará con 35 pisos, 99 apartamentos de dos y tres habitaciones y un penthouse.
Además de los rascacielos de Panamá, en Centroamérica existen múltiples torres de apartamentos. La Torre de apartamentos El Pedregal del Grupo Roble, en El Salvador, cuenta con 110.3 metros, y en Honduras la torre Panorama Life tiene 102 metros de altura, en San Pedro Sula. Otros edificios de altura en Honduras son: la torre 2 de Metrópolis (96.1 metros de altura) y la Torre Sky (96 metros), ambas en Tegucigalpa; así como el edificio 325 Río de Piedras (91 metros) en San Pedro Sula.
Los cuatro niveles inferiores para áreas de servicio, administración, estacionamiento de 206 plazas, área recolectora de desechos, áreas recreativas y en los 27 niveles superiores se distribuirán cuatro apartamentos por piso más dos penthouse.
Es uno de los primeros proyectos verticales que se construyen en San Pedro Sula, donde se impulsan al menos seis proyectos más de este tipo, cada uno de los mismos con sus propias características.
El proyecto es desarrollado por la empresa Metro Innova S.A. de C.V, todos hondureños, dedicados a la construcción, diseño y arquitectura en el país, con el apoyo financiero de Banco Atlántida, a través del cual se han conformado varios fideicomisos que administran los recursos para poder garantizar a los compradores e inversionistas no solamente el adecuado uso de sus fondos en el proyecto, sino también para obtener mejores rendimientos, dijo Adalberto Darío Urbina, presidente del grupo.
La torre de apartamentos forma parte de la primera parte del complejo Igvana Eco City, que comprenderá otras dos torres habitacionales más áreas comerciales y de negocios.
Esta primera etapa, que en cuanto a la construcción está avanzada en un 70%, alcanza una inversión aproximada de US$17 millones.
Edificio ambiental
Según las especificaciones del proyecto, este será el primer edificio que se construirá en Honduras bajo estrictas normas ambientales, lo que les permitirá ser los primeros desarrolladores de la región centroamericana en obtener una certificación Leed Platinun a nivel mundial para ahorros energéticos.
Entre esas especificaciones resaltan: un sistema fotovoltaico para la iluminación de las áreas comunes, un sistema de calentamiento de agua por captadores solares, planta de tratamiento de aguas negras, riego de áreas verdes con aguas tratadas, ventanas con protección térmica. Las paredes exteriores serán tratadas con aislantes térmicos para evitar la ganancia de calor dentro del edificio.
Todas estas especificaciones ayudan a que el proyecto se convierta en un ícono para el país no solamente porque sea el edificio más alto, sino porque es un edificio comprometido con el ambiente para ser sustentable y tener un menor impacto desfavorable con el ambiente y más bien ayudar a sostener las áreas verdes y el consumo mínimo de agua y de luz.
"Igvanas Tara rompe con lo tradicional y va a marcar una pauta de una nueva tendencia para poder nosotros entrar al concierto de las naciones en el uso energético, en los ahorros", dijo la arquitecta Edith de Zavala.
Impulsando la construcción
Urbina dijo que con esta obra están coadyuvando a la reactivación del sector de la construcción en Honduras, que arrastra números rojos desde hace varios años.
Además, dijo, es una obra que viene a contribuir, en términos urbanísticos, a disminuir la presión en el uso de vías o calles y del uso del suelo.
En términos económicos contribuye al desarrollo de la economía de la ciudad a través del pago de impuestos y la generación de nuevos empleos.
