Empresas & Management

Opinión Patricio O Gorman: Adiós, Era Industrial; Hola, Era del Conocimiento

Patricio O'Gorman, de la Universidad de Palermo, dirigirá el Seminario E&N: Transformación digital en su empresa, métodos para lograrlo.

2020-07-01

Por Patricio O'Gorman, y Profesor universitario a nivel posgrado desde hace más de 15 años en la Universidad de Palermo y Universidad Pompeu Fabra, en las materias Digitalización y Modelos de Negocio, Management de la Tecnología

De la mano del COVID-19, está terminando la larga despedida de la era industrial. Hace años que escuchamos por parte de los consultores los conceptos Industria 2.0, 3.0, 4.0 como sinónimos del futuro. Inteligencia artificial, drones, vehículos autónomos, Internet de las cosas. Conceptos muy interesantes parte de powerpoints infinitamente largos, pero tremendamente alejados de la realidad que estamos viviendo el primer trimestre del 2020.
La era del conocimiento tuvo un aterrizaje forzoso, tanto en empresas como en individuos. Nadie esperaba que una pandemia global condenara a gran parte del mundo a un modo de aislamiento social preventivo y obligatorio que resultara en calles, oficinas y aulas vacías. Para muchos, una especie de experimento social a escala global; para otros, un acto de autoritarismo sin precedentes. Sea como fuere, el 2020 está poniendo a prueba la resiliencia de la raza humana, tanto social como en cuanto su organización económica.

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Foto: Estrategia y Negocios



El trabajo. Flashback a los tiempos de trabajo en las minas de carbón ... literalmente, la cantidad de horas en un turno resultaban en mayor o menor cantidad de carbón extraído de la mina. Resultado directamente atado a horas trabajadas. El francés Henri Fayol y el norteamericano Frederick Taylor estudiaron la productividad en el piso fabril, midiendo eficiencia y diseñando sistemas de supervisión y control que perduran hasta nuestros días. Sin embargo, nuestra época es diametralmente opuesta al mundo que habitaran Fayol y Taylor; y el sector actual de mayor empleo es el de servicios (al cual no aplican dichas métricas de manera directa) y no el fabril. Entonces ¿Es correcto tener similares sistemas de eficiencia, supervisión y capacitación a los que propusieran Fayol y Taylor?

Cuando pensamos en el segundo trimestre del 2020, ¿podemos afirmar que más horas de reuniones en Zoom generan mejores resultados? ¿Mientras más videoconferencias e interminables calls, mejor resultado? Para muchos empleadores, ciertamente. El concepto anticuado de 'control directo' sigue teniendo mucho arraigo, ya que gestionar por resultados tiene una inherente dificultad que es confiar en el empleado. Hasta el año pasado, la madre de todos los debates era el impacto de la automatización en la empresa; hoy pasó a ser cómo trabajar efectivamente de manera remota.

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La lección más importante que podemos aprender de esta transformación de la relación laboral es que en trabajo de conocimiento, las horas trabajadas ya no tienen relación con la productividad. No estamos en las minas de carbón, sino en general navegando océanos de datos donde trabajar más horas puede ser contraproducente y generar mayor cansancio, estrés y burn-out. La clave - es fácil decirlo - está en lograr ese tan ansiado equilibrio.

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La educación. Si no estábamos del todo listos para trabajar desde casa, definitivamente nuestros hijos estaban menos listos para estudiar desde casa. En gran parte de las escuelas públicas y privadas prevalecen métodos de enseñanza de hace más de 100 años. Si un antepasado nuestro de la Revolución Industrial (y prácticamente contemporáneos de Fayol y Taylor) viajará al presente, reconocería sin problemas nuestras aulas y métodos de enseñanza; todo lo demás, le resultaría futurista y extraño. Esto habla muy mal de nosotros como sociedad, que estamos preparando a los jóvenes de una manera muy similar para enfrentar desafíos de emprender y trabajar en un mundo donde predominan los servicios, que cuando las principales ocupaciones eran el piso fabril o el ejército. Los métodos de enseñanza han entrado en un embudo de obsolescencia acelerada, y hemos necesitado una pandemia para darnos cuenta.

Los modelos de educación a distancia plantean enormes desafíos frente al modelo presencial. Un buen educador, en una clase presencial, logra mantener la atención de los alumnos mediante técnicas de participación e incentivos. Pero, ¿cómo logramos esto eficazmente vía Zoom? Más, cuando a veces ni siquiera podemos mirar a la cara al alumno porque la conexión de banda ancha no lo permite. Ni hablar, clases de más de 25 alumnos, donde lograr participación continua y sostenida se vuelve prácticamente una imposibilidad. Las universidades en EE.UU., meca de la educación universitaria, van derecho a una fuerte depuración que promete diezmarlas en cantidad y afectar fuertemente el influjo de extranjeros al país. Mientras tanto, las start-ups digitales tienen la tecnología pero no la reputación para ofrecerla masivamente de manera rentable. Quizás se avecine una ola de fusiones entre universidades y proveedores tecnológicos, que busque acelerar la evolución que no se dió en los últimos 150 años. ¿Será suficiente?

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La lección más importante para la educación es una que el mundo de entretenimiento aprendió hace bastante tiempo: si el contenido no es atractivo y genera interés genuino el alumnado, nada de lo que el docente haga bastará para generar engagement. Tan fácil pero a la vez, tan difícil de lograr. Un modelo posible, que está siendo explorado por varias escuelas de negocio, es el híbrido: ofrecer un mix de clases sincrónicas y asincrónicas, donde prevalecen distintos tipos de aprendizaje, uno basado en el debate (sincrónico) y otro en el auto-aprendizaje y auto-evaluación (asincrónica). Los resultados, lamentablemente, tardarán años en estudiarse en profundidad y la formación de nuestros hijos y nietos dependerá de esto ...

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El entretenimiento. Esta industria es la que más ha trabajado el concepto de engagement y contenido valioso ('content is king' según nuestros colegas del norte) para los usuarios desde hace ya unas cuantas décadas. Esto se fue dando de hecho en un mundo donde aparecen nuevas tecnologías de delivery de contenido todo el tiempo, y se superponen con las anteriores (eventualmente, varias de las anteriores desaparecen, pero no siempre y no temprano). Entonces, el desafío de la pandemia ha sido más corto, ya que la digitalización ya venía acelerándose marcadamente durante los últimos 5-7 años.

Se ha profundizado el modelo de negocios de compras digitales (ya sea por única vez o suscripciones periódicas) en vez de compra de productos físicos, en gran parte por las restricciones que la pandemia ha impuesto sobre el comercio minorista. Así, la gente se ha volcado masivamente al consumo de series y películas online, marcando un fuerte despegue de Tik-tok (videos cortos generados por usuarios) y podcasts (una especie de radio-on-demand), con el streaming de música siendo una víctima inusual por limitarse las ocasiones más propicias para su consumo (on-the-go, viaje por transporte público, etc.). Hemos presenciado lanzamientos de servicios de streaming, como Disney+, que está siendo enormemente exitoso en la migración a digital, y Quibi - formato móvil que permite alternar entre video vertical y horizontal pensado para consumo snackeable on-the-go - que está siendo un resonante fracaso. Mucha innovación, muy rápido.

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La principal lección en lo que es entretenimiento es la validación del formato de suscripciones digitales - que está siendo copiado por industrias tradicionales que van desde los comics hasta la contratación de seguros para empresas o individuos. La gente ha aceptado, en gran medida, no comprar derechos definitivos sobre una cosa, sino tener acceso a una galería casi inagotable de contenido de distinto tipo (música y video son los más populares). Esto ha generado una ola de inversión en la industria e interés creciente por parte de los usuarios - aunque también un resurgimiento de la piratería como respuesta a la creciente complejidad y diversidad de la oferta online.
En síntesis, la pandemia parece haber roto ciertos paradigmas en lo laboral (home-office), reafirmado las tendencias en el entretenimiento (suscripciones) y desnudado nuestras flaquezas en temas de educación (métodos arcaicos vía zoom siguen siendo métodos arcaicos). Ahora resta lo más difícil: invertir en mejorar, principalmente, la infraestructura educativa global tras décadas de desidia y abandono (el problema es global, no es una dolencia argentina exclusiva). Son apenas 3 industrias que repasamos en esta nota de investigación, pero más que suficiente por su representatividad e impacto para entender que la pandemia ha causado estragos por donde ha pasado. Nos ha obligado a replantear nuestros vínculos laborales, estudiantiles, familiares, civiles y sociales. L
Los libros de historia tomarán esta época como un punto de inflexión en la vida moderna; mejorar depende de nosotros, de nuestras actitudes frente al cambio y de nuestro comportamiento como ciudadanos del mundo. Se han puesto a prueba principios de organización sociales y también los supuestos básicos de la globalización. El turismo, el comercio y la industria de la hospitalidad en general son otras industrias que están sufriendo las consecuencias. Queda para una futura reflexión la manera en que pueden tomar provecho de algunas experiencias positivas de la transformación exitosa del entretenimiento ... antes de que sea tarde.
Adiós Era Industrial. Bienvenida Era del Conocimiento. Te estábamos esperando ...

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