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Sophia, el robot que quiere revolucionar el mundo con Inteligencia Artificial

David Hanson, creador de Sophia (primer robot con pasaporte en el mundo), quiere revolucionar el mundo mediante la Inteligencia Artificial.

2018-10-29

Por Louisa Reynolds, eyn.net

En abril del 2017, el comediante estadounidense Jimmy Fallon recibió a una invitada inusual en el set de su programa de televisión, The Tonight Show. Se trataba de Sophia, la humanoide, un sofisticado robot capaz de reconocer rostros y establecer contacto visual con su interlocutor, imitar 62 expresiones faciales y sostener una conversación.

Sophia llegó acompañada de su creador, David Hanson, fundador de la empresa Hanson Robotics, con sede en Hong Kong, quien le explicó a Fallon que la humanoide era capaz de procesar datos visuales. "¿O sea, que básicamente está viva?", dijo Fallon con cierto nerviosismo.
Hanson asintió.

Foto: Estrategia y Negocios

Fallon dijo que era "una robot muy guapa" y que se sentía como si estuviera en su primera cita. Sophia lo miró a los ojos y esbozó una sonrisa. Activada el 19 de abril de 2015, Sophia fusiona la tecnología de reconocimiento de voz de Alphabet Inc (matriz de Google) con el software de inteligencia artificial diseñado por SingularityNET.

El software ha sido programado para dar respuestas pre-programadas a preguntas o frases específicas, creando la ilusión de que Sophia puede entender una conversación. La información necesaria para generar sus interacciones verbales se comparte en una nube que permite que las respuestas sean analizadas con blockchain (una base de datos distribuida y asegurada por medio del cifrado que suele aplicarse a todo tipo de transacciones, entre ellas la moneda virtual Bitcoin) y sus diálogos se generan mediante un árbol de decisión.
Gracias a la combinación de estos elementos, Hanson Robotics ha desarrollado la versión más sofisticada de los chatbots (robots capaces de simular una conversación) como Alexa, creada por Amazon.

¿Un robot con Sentimientos?

Sophia canta, cuenta chistes, entorna los ojos como si estuviera coqueteando con su interlocutor y hasta cuenta con un pasaporte, desde que Arabia Saudita le concedió la ciudadanía en 2017.

¿Pero que tan humana es la célebre humanoide?
En entrevista con Estrategia&Negocios, Hanson explicó que su objetivo es profundizar las emociones e interacciones sociales de Sophia, las cuales todavía son rudimentarias y primitivas, hasta lograr que desarrolle sentimientos complejos como la empatía y el afecto. "Queremos lograrlo de la misma forma en que un bebé nace como una hoja en blanco y tiene que pasar por distintas etapas de desarrollo hasta que tiene una consciencia bien formada y se convierte en un adulto responsable", dijo Hanson.

Según el experto en Inteligencia Artificial (IA), el desarrollo de Sophia mediante un proceso de socialización paulatina nos ayudará a profundizar nuestro entendimiento de la mente humana: "La creación de humanos artificiales nos da un mejor entendimiento de lo que significa ser humano y también nos permite humanizar la tecnología".

El robotista narró que creció en un ambiente familiar muy tecnológico -un tío suyo fue ingeniero senior del gigante informático IBM- y desde niño sus padres le inculcaron el gusto por la tecnología y su curiosidad intelectual, que abarcaba una amplia de intereses, desde la cosmología hasta la paleontología y la ciencia
ficción. Por ello, Hanson cree firmemente en la necesidad de fomentar el gusto por la innovación tecnológica entre los más pequeños.
Pese a ello, no ve con buenos ojos la adicción moderna a los teléfonos celulares y otras tecnologías. "Siento tristeza cuando veo a una familia entera sentada alrededor de una mesa mirando la pantallita que cada uno tiene en la mano. Las tendencias tecnológicas están interfiriendo con las relaciones sociales normales", expresó Hanson.

Foto: Estrategia y Negocios



Pero considera que lejos de exacerbar la deshumanización que ha producido la tecnología, la creación de humanoides que puedan pensar y sentir como nosotros nos ayudará a recuperar nuestra humanidad.
"Hemos experimentado la deshumanización de las personas (…) Crear tecnología con un rostro humano representa un nuevo tipo de arte y también nos permite volver a conectar la tecnología con la Humanidad", dijo Hanson.
Así, los humanoides podrían llegar a desempeñar cargos en los campos de la medicina, la fisioterapia, la educación y la atención al cliente. Pero se defiende contra el señalamiento de que la IA y los procesos de automatización ocasionarán la pérdida de hasta 800 millones de empleos a nivel global para el año 2030, como pronostica un estudio del Instituto Global McKinsey, publicado en 2017.

Hanson admite que "la tecnología siempre ha tenido una interacción compleja con el mercado laboral, ya que puede hacer algunos procesos más eficientes y eso genera un trastorno", pero afirma que, a la larga, la automatización liberará a millones de personas que realizan trabajos rutinarios motivados por la necesidad de ganarse el sustento y les permitirá enfocarse en su desarrollo intelectual. "Lograr que la tecnología le llegue a la gente le permitiría desencadenar su gran potencial y le daría acceso a oportunidades de ser más productiva y feliz", aseguró.
En marzo de 2016, Hanson le preguntó a Sophia si destruiría a los seres humanos. "Por favor di que no", acotó. Pero la humanoide respondió: "OK. Voy a destruir a los seres humanos". A riesgo de parecer una escena extraída de una película de ciencia ficción: ¿Qué sucedería si estos robots casi humanos cayeran en manos de un régimen totalitario y fueran utilizados con fines bélicos?

Hanson dijo que sin duda el desarrollo de la Inteligencia Artificial protagonizará la carrera entre las superpotencias, como lo hizo la tecnología espacial durante la Guerra Fría. "Hay líderes mundiales que afirman que quien gane la carrera de la inteligencia artificial dominará el mundo", aseguró Hanson a E&N.
Para evitar que esta tecnología caiga en malas manos es necesario profundizar en los debates éticos en torno a la inteligencia artificial y dotar a los humanoides con la capacidad de discernir entre el bien y el mal.

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