Empresas & Management

El siguiente paso de la era big data, el valioso mercado de datos

Los consumidores del mundo entero están tomando conciencia de que los imperios en línea de Facebook y Google están construidos sobre datos que ellos cedieron sin ninguna compensación monetaria.

2018-06-10

Por Bloomberg

Alice Liogier, estudiante universitaria parisina de 23 años y que investiga el uso comercial de la información personal en la era de big data (datos masivos), llegó a una conclusión polémica: si los individuos quieren verdaderamente ser dueños de sus datos, deberían estar autorizados a venderlos.

Entes reguladores, desde Bruselas hasta Beijing, tratan de frenar el uso de la información personal y en estas últimas semanas muchos usuarios de Facebook han revisado sus configuraciones de privacidad como reacción ante el escándalo de Cambridge Analytica.

Sin embargo, Liogier sostiene que los emprendedores, funcionarios y ejecutivos que quieran entender la próxima fase de la era de big data necesitan ir más allá, pues esto no tiene que ver con la privacidad, sino con la propiedad y el control.

"El debate se centra en este momento en la protección de los datos y la privacidad, es donde se han materializado los miedos, pero la venta y la propiedad de los datos es el gran tema que viene y probablemente el más importante", aclaró.

Los consumidores del mundo entero están tomando conciencia de que los imperios en línea de Facebook y Google están construidos sobre datos que ellos cedieron sin ninguna compensación monetaria.

Por ello, el siguiente paso será pensar alternativas que Liogier defendió en su tesis de maestría en Ciencias Políticas en París. La estudiante tendrá un trabajo como consultora de gestión después del verano.

La verdadera propiedad de los datos implicará tener toda la información personal -desde las ideas políticas, hasta las preferencias en tratamientos para la piel y los registros médicos- en un lugar para poder decidir quién podrá acceder a ella y bajo qué condiciones.

Este cambio podría significar la posibilidad de vender la información, conceder un uso limitado a cambio de un servicio (como Facebook) o simplemente mantenerla en privado. La cuestión es que el usuario tendría el control.

Como parte de esta tendencia, Facebook analiza en este momento la posibilidad de ofrecer una versión sin publicidad de su servicio a los clientes que estén dispuestos a pagar por el uso de la red social.

No se trata solamente de controlar los horribles avisos publicitarios. La capacidad de procesar grandes cantidades de datos personales promete cambiar nuestras relaciones, nuestros gobiernos y hasta nuestros cuerpos… ni hablar, obviamente, de nuestros hábitos de compra.

Netflix ya está usando datos de clientes para definir darle forma a sus programas de televisión y los autos inteligentes pronto podrán alertar a los operadores de carreteras sobre baches en las rutas o activar diferentes publicidades en espectaculares para los conductores que van escuchando hip hop o música country.

Como es sabido, un estudio de la Universidad de Cambridge comprobó que después de 300 'Me gusta', Facebook sabe más sobre nuestra personalidad que nuestra pareja.

Cómo lidiar con ese nuevo poder constituye un desafío tanto a nivel cultural como normativo. Una generación más joven de consumidores y un grupo más viejo de funcionarios ya luchan con esto.

Los entes reguladores de Europa podrían definir el enfoque de los gigantes tecnológicos estadounidenses del mismo modo que los emprendedores europeos pueden determinar las tendencias estadounidenses.

La amenaza que pesa sobre ambos universos es el peso del mercado chino de mil 400 millones de individuos que son cada vez más conocedores de internet. Por ahora están cercados por restricciones gubernamentales, pero constituyen la máxima fuente de datos masivos para las empresas.

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