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Nicaragua: Sentencia amenaza patrimonio de Ernesto Cardenal

Embargo judicial incluye sus bienes en Solentiname: una biblioteca, un museo arqueológico, un muelle y hasta la pequeña casa de madera el laureado poeta llega a descansar

2017-02-16

Por Roberto Fonseca -estrategiaynegocios.net

Tras un juicio civil que se extendió casi 15 años -cuando la ley establece que debe resolverse en 30 días- el laureado poeta nicaragüense, Ernesto Cardenal, galardonado con el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana entre otros, podría perder todo su patrimonio económico, cultural e histórico, como resultado de una sentencia en su contra emitida en junio pasado y que lo obliga a pagar la cifra de C$17.2 millones de córdobas, unos US$800.000 al tipo de cambio oficial a esa fecha.

Cardenal, en calidad de presidente de la Asociación para el Desarrollo de Solentiname (APDS), fue objeto de una demanda "civil de mayor cuantía", el 8 de abril de 2002, por parte de Nubia Arcia y su pareja sentimental Inmanuel Zerger, de origen alemán y propietario de la operadora Solentiname Tours.

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Dicha demanda civil, originalmente, fue interpuesta por Arcia y Zerger por "daños y perjuicios" y estimada en un monto de US$200.000. La causa se clasificó bajo el código judicial 002139-0404-2002-CV, en el Juzgado único Distrito de Tipitapa, localidad donde irónicamente nunca debió inscribirse, ya que está muy lejos -a más de 300 kilómetros- del paradisíaco archipiélago de Solentiname, ubicado en el Lago de Nicaragua, donde está el origen del conflicto por el contrato de arrendamiento del hotel Mancarrón.

En 2002, al interponer la demanda civil, Arcia y Zerger solicitaron el embargo preventivo sobre todos los bienes de la APDS que se encuentran ubicados en 130 manzanas de extensión en el archipiélago de Solentiname, ubicado en el Lago Cocibolca o Lago de Nicaragua.

En esa área, que pertenece a Cardenal desde 1966, está la pintoresca iglesia rural de Santa María de Solentiname, donde el poeta y sacerdote ofreció su primera misa un Miércoles de Ceniza de 1967, luego de fundar la comunidad de Nuestra Señora de Solentiname.

Además, el embargo incluye la biblioteca, un museo arqueológico, un muelle y hasta la pequeña casa de madera donde Cardenal llega a descansar huyendo de la capital nicaragüense.

Cómo es la casa rural de Cardenal

"Aquí viene a descansar, a leer y a escribir", confiesa Esperanza Guevara, cuya familia dio cobijo y apoyo a Cardenal cuando se asentó en la isla Mancarrón, la más grande del archipiélago de Solentiname, el 13 de febrero de 1967.

Escritorio rustico en la sala de la casa de descanso de Ernesto Cardenal:

Foto: Estrategia y Negocios



"Algunas obras las completó aquí. Tiene una máquina de escribir, no usa computadora, no ha entrado a la tecnología", agrega entre risas Guevara, su más cercana colaboradora.

La vivienda de Cardenal en Solentiname es de madera, sin lujo alguno. En la sala se observan un par de mecedoras y un enorme escritorio rústico, mientras que en la habitación hay una cama de madera también rústica e inclinada para evitar los reflujos, en cuya cabecera se advierte una estatua de Jesús crucificado elaborada por el propio Cardenal; junto se encuentra el baño.

Cuando llega el autor de El estrecho dudoso (1966), de los célebres Epigramas (1961), de Homenaje a los indios americanos (1969), entre una vasta obra, a decir del cuidador de la propiedad, se despierta a las tres de la madrugada a leer.

Desayuna, vuelve a leer o escribe un poco. Luego almuerza -"la machaca de chorizo de sábalo mucho le gusta"- y se va a meditar a la iglesia rural que restableció en 2011 con lo recaudado en una subasta de arte organizada por Global de Austria. Cena y se duerme temprano.

En un pequeño librero están los textos que el poeta lee ahí. Hay un Diccionario Enciclopédico Grijalbo, un Nuevo Testamento, un libro titulado World and The Life of Spirits, y The Henry Prize Stories.

"Viene por 10 o 15 días y luego se va", refiere el vigilante. Cerca de su casa de descanso hay un carrito de golf estacionado. Llama la atención. "En eso lo van a traer a la playa desde el muelle, porque ya está bastante viejito."

Cardenal nació en la ciudad colonial de Granada, en 1925. Hoy tiene 92 años.

Parte frontal de la iglesia rural de Solentiname

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La histórica iglesia

El 20 de enero de 2012, rodeado de familiares, amigos y admiradores, el poeta vestido de cotona blanca, pantalón de mezclilla y boina negra, con barba blanca, celebró 87 años en Solentiname. La iglesia estaba recién rehabilitada, luego que amenazaba con caerse por falta de mantenimiento.

"Fue una celebración lindísima, rodeado de sus amigos más queridos. Esos dos días fueron bellos. Ernesto se veía emocionado. Sentí que él estaba en paz porque había logrado remodelar la iglesia con las ganancias de la subasta en Austria", confiesa Esperanza Guevara.

Para estas fechas, 2016-2017, dijo que tenían planes de construir e inaugurar un museo dedicado a Cardenal -"en homenaje a sus 50 años en Solentiname"-, pero el embargo preventivo solicitado por Arcia y Zerger sabotearon esos planes. El poeta, entre otros premios y reconocimientos internacionales, ha recibido los premios Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda y Reina Sofía de Poesía.

Cómo llegó Cardenal a Solentiname

Seis meses después de haber sido ordenado sacerdote, Ernesto Cardenal se asentó en la isla de Mancarrón -un verdadero paraíso-, en un terreno de más de 130 manzanas de extensión que compró a Julio Centeno Santos, padre del ex Fiscal General de la República. Llegó el 16 de febrero de 1967 con dos compañeros exseminaristas para levantar la comunidad de "Nuestra Señora de Solentiname".

En un escrito dirigido al Pueblo de Nicaragua en 1978, titulado Lo que fue Solentiname, expuso:

"Llegué para fundar allí una pequeña comunidad contemplativa. Contemplación quiere decir unión con Dios. Pronto nos dimos cuenta de que esa unión con Dios nos llevaba en primer lugar a la unión con los campesinos, muy pobres y abandonados, que vivían dispersos en las riberas del archipiélago. La contemplación también nos llevó después a un compromiso político: la contemplación nos llevó a la revolución; y así tenía que ser, si no, hubiera sido falsa."

Foto: Estrategia y Negocios



Esperanza Guevara, socia fundadora de la APDS, recuerda que ella tenía alrededor de ocho años cuando arribó Cardenal, quien empezó a enseñar el Evangelio desde la perspectiva de la Teología de la Liberación. Insistía en que a Dios había que buscarlo en la tierra, luchando contra las injusticias, contra las enfermedades, por la igualdad de los hombres.

Hay una anécdota que no olvida y que le gusta contar: Cardenal llegó poco después del fallecimiento de una niñita, una hermanita de Elvis Chavarría, quien posteriormente se unió a la guerrilla sandinista. La pequeña tenía apenas año y medio y murió tras presentar síntomas de gastroenteritis. Su madre, en busca de consuelo, fue hasta el sacerdote recién llegado.

-Padre, está viniendo en un momento especial. Se me murió la niña, tengo un dolor horrible, pero bueno, es la voluntad de Dios -le dijo.

-No, esa no es la voluntad de Dios. Su voluntad es que se pueda curar -respondió Cardenal, ya con la vestimenta que nunca abandonó.

Desde 1967 hasta 1978, Cardenal predicó el llamado Evangelio en Solentiname, cuyo mensaje central era el anuncio del reino de Dios en la Tierra (y que llegó a editarse en forma de libro). Predicó la "buena nueva" en una pequeña iglesia rural que restauró y remodeló por completo.

El piso del templo lo conservó de tierra y el techo de madera fue pintado de diversos colores. En las paredes se plasmaron dibujos de diversos motivos, elaborados por la niñez de la comunidad. El altar era de símbolos precolombinos, y en la pared del fondo, sobre viejas latas de gasolina pintadas en rojo, se colocó un crucifijo blanco, escultura del propio Cardenal.

En octubre de 1977, resultado de esa labor de concientización y de evangelización, jóvenes de Solentiname se incorporaron a un comando guerrillero que atacó sin éxito el cuartel militar de San Carlos, cabecera del departamento de Río San Juan. La represión somocista llegó entonces al archipiélago y Cardenal tuvo que abandonar la comunidad religiosa y exiliarse.

Regresó con el triunfo de la revolución sandinista, proceso que vivió Nicaragua desde 1979 hasta 1989. En ese periodo, Ernesto Cardenal fungió como Ministro de Cultura.

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El Premio Nóbel Saramago se solidarizó con Cardenal

En otro juicio civil contra Cardenal, interpuesto por el mismo Zerger contra el poeta nicaragüense, por el delito de "injuria", el entonces juez David Rojas, de militancia sandinista, emitió una sentencia contra Cardenal y a favor de Zerger, obligándolo a pagar una multa equivalente a US$1.000. El poeta la rechazó por ilegal e injusta, y fue declarado en rebeldía.

Ante la amenaza judicial, renombrados poetas y narradores del mundo se pronunciaron a favor y en respaldo de Ernesto Cardenal. Uno de ellos fue José Saramago, premio Nobel de Literatura, fallecido posteriormente en 2010, quien escribió:

"La primera precaución consistirá en no confundir nunca la ley con la justicia. A Ernesto Cardenal no le ha servido la ley porque la administra una justicia que se dejó corromper por los rencores y las envidias del poder. Ernesto Cardenal, uno de los más extraordinarios hombres que el sol calienta, ha sido víctima de la mala conciencia de un Daniel Ortega indigno de su propio pasado, incapaz ahora de reconocer la grandeza de alguien a quien hasta un papa, en vano, intentó humillar."

Vea también: Biografía de Ernesto Cardenal

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