El cierre de empresas, el encarecimiento de productos y el desempleo son parte del escenario desalentador que visualizan los representantes del sector privado empresarial en lo que falta del año.
Las altas cargas tributarias, la ratificación del impuesto del 1.5% a las empresas con utilidades arriba de L10 millones (algo más de US$455.000) , el denso clima político y la inseguridad jurídica y natural son las sombras que aniquilan las esperanzas del repunte económico que había sido previsto en el comienzo del año.
Jimmy Dacarett, presidente regional de la Asociación Nacional de Industriales (Andi) en Tegucigalpa, dice que se vive en un clima de incertidumbre que "lastima fuertemente a los sectores productivos".
Advierte que las cargas tributarias desencadenarán problemas severos. "Los empresarios se verán obligados a aumentar el precio de los productos para cumplir con estas obligaciones y sostener sus empresas".
Viene el descenso
A marzo del presente año, la inversión extranjera directa se traducía en US$250,6 millones, lo que representaba US$11 millones más que lo registrado en el mismo lapso de 2014, según el Banco Central de Honduras (BCH). Sin embargo, los flujos se mueven hacia la baja por la desconfianza que se deriva de los conflictos políticos y los escándalos de corrupción.
"A pesar de los esfuerzos que se hacen para atraer la inversión extranjera, los resultados no han sido buenos. A esto se suma algo más grave aún, que es la fuga de capital nacional hacia los países latinoamericanos", lamenta Dacarett.
Los más afectados
Juan Carlos Valerio, presidente de la Asociación Nacional de Medianos y Pequeños Industriales de Honduras (Anmpih), informa sobre el cierre de muchas empresas cuyo efecto directo se evidencia en despidos masivos que engrosan la tasa de desempleo en el país, que ya ronda los 1,2 millones de personas.
"Somos los más golpeados con la crisis que atraviesa el país. Arrastramos pérdidas que nos impiden crecer. No podemos crear empleo y hemos tenido que reducir las planillas", añade.
Rafael Delgado, economista, señala que el sector privado, sobre todo las mipymes, enfrentan la pérdida del poder adquisitivo. "Esto hace imposible tener un crecimiento de ventas constante. Además, está el problema de inseguridad que obliga a los empresarios a añadir en su presupuesto las extorsiones y el impuesto de guerra".
