Coincidiendo con los acuerdos de Chapultepec (México) de 1992, el presidente salvadoreño, Salvador Sánchez Cerén, anunció el 16 de enero que promoverá una nueva ronda de acuerdos con los que enfrentar los desafíos actuales, entre ellos la violencia de las pandillas y la pobreza.
Para ello, la ONU ha nombrado un mediador, el diplomático mexicano Benito Andión, quien en 1992 integró la Misión de Observadores de las Naciones Unidas (ONUSAL), encargada de verificar el cumplimiento del plan de paz en el país centroamericano.
Martínez, de visita en España, dijo a la AFP que en esta ocasión no se tratará de hacer negociar a dos partes, sino a 'diferentes sectores', es decir 'empresarios, sociedad civil, partidos políticos, academia, y el gobierno, por supuesto'.
Reconoció, tras una intervención en la Casa de América de Madrid, que 'será un proceso complejo', pero destacó la experiencia de la ONU en estas mediaciones y aseveró que 'hay la voluntad de los diferentes sectores en El Salvador' de hacer fructificar esas negociaciones.
De aquí al inicio de las conversaciones, en febrero, el facilitador Andión definirá la agenda y la metodología de las negociaciones, la lista de participantes y el modo de verificación de lo que se acuerde, explicó el canciller a la AFP.
Los acuerdos de Chapultepec, firmados entre el Gobierno y la entonces guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMNL), pusieron fin a 12 años de contienda civil que dejó 75.000 muertos, ingentes pérdidas económicas y más de siete mil desaparecidos.
Los acuerdos, mediados por la ONU, propiciaron la incorporación a la vida política del izquierdista FMNL, de donde proceden el actual presidente y su predecesor Mauricio Funes (2009-2014).
Veinticinco años después, sin embargo, el país sigue aquejado de importantes problemas: una polarización política que por ejemplo retrasó la aprobación del presupuesto para 2017, pobreza extrema, servicios públicos frágiles, y una violencia social que cerró el 2016 con un promedio de 80 homicidios por cada 100.000 habitantes, uno de los más altos del mundo entre las naciones sin guerra.
