Por CRHoy
Hay un problema de salud de las empresas costarricenses que está afectando tanto el empleo como la productividad del país. Se trata del "raquitismo crónico" de la mayoría de los emprendimientos. Esos defectos en su crecimiento impactan la creación y la estabilidad del empleo en el país.
El Informe Estado de la Nación 2019 reveló que el parque empresarial tiene profundas diferencias territoriales y sectoriales que golpean las expectativas de generación de empleo, algo que podría ayudar a responder porqué en Costa Rica hay un 11,4% de desempleo, es decir, más de 278.000 en paro.
Con base en datos del Banco Central de Costa Rica (BCCR), los investigadores del Programa Estado de la Nación (PEN), confirmaron la tendencia del parque empresarial tico a sufrir de una debilidad y pequeñeces tales que ya afectan a la mayoría de los negocios formalmente establecidos. Y, a menor producción, menor generación de empleo.
Al dividir a las empresas en categorías de acuerdo con sus ventas en el 2017, se determinó que un 10% de firmas es el que proporciona el 75% de los puestos de trabajo formales del país. El decil que más ventas registró ese año lo compusieron, entonces, solo 6.220.
Mientra tanto, las empresas con niveles de ventas bajo y medio representan al restante 90%, 55.968 emprendimientos, y solo aportaron un 25% de los puestos de trabajo al mercado laboral.
La investigadora del PEN, Natalia Morales, agregó que los primeros seis deciles de las empresas, es decir, un 60%, tienen ingresos por ventas que están muy por debajo de la media y el restante 30%, compuesto por los deciles 7, 8 y 9, tienen ingresos promedio.
"Cuando uno ve esta distribución y la cantidad de trabajadores de cada decil, el panorama es totalmente distinto (…). Aquí es donde tenemos ese problema de porqué no se generan puestos de trabajo: dependemos de muy pocas empresas grandes para generarlos y las pequeñas son las más dinámicas; el problema es que nacen y mueren con mucha facilidad y no hay políticas que logren sostener ese crecimiento", explicó.
El PEN concluyó que anualmente son más las nuevas empresas que se crean que las que desaparecen lo cual permite crear, en promedio, 5.700 puestos de trabajo por año, cifra que es insuficiente para absorber a las personas que salen a buscar empleo.
"Los empleos de menor calidad son los que, lamentablemente, se han estado creando en los últimos trimestres, lo cual mantiene y reproduce brechas sociales", apuntó.
En el grupo de las micro y pequeñas empresas, es decir, las que tienen menos de cinco trabajadores, es el único donde la alta calidad de empleo es muy baja.
"El problema estructural que tenemos en el mercado de trabajo se genera porque estamos dependiendo del empleo que se genera en la microempresa, pues las grandes no están creciendo (en puestos de trabajo) pero son las que sostienen el empleo en general. Pero las microempresas, que son las más dinámicas, no logran sostenerse. Nacen y mueren, generan empleos, pero son insuficientes porque crean como máximo tres empleos, de muy mala calidad, y no se sostienen en el tiempo. Entonces, no se trata solo de generar una política de nacimiento de emprendimientos, sino que, además, les ayude a sostenerse varios años hasta que se logren consolidar para que se logre traducir en empleos más estables", diagnosticó.
Hay otro problema. Es la disparidad en la creación de empresas en el valle Central y en el resto del país. En la región Central-GAM se concentra un 77% de los puestos de trabajo generados por empresas de altos ingresos. En la región Pacífico Central, este grupo de empresas generaron un 53% de los puestos de trabajo y en la Brunca un 79%.
Empero, las empresas de bajo ingreso están más presentes en la región Pacífico Central, un 17%, en la Chorotega, un 14% y en la Huetar Norte, un 13%.
Como señaló Morales, a ese amplio sector del parque empresarial que sufre de debilidad crónica lo atormenta otro problema, su expectativa de vida rara vez supera los cinco años.
En caso de que el milagro ocurra y logren superar ese límite, los emprendimientos quedarán atados a esa realidad de pequeños y débiles por mucho tiempo, amplió el vigésimo quinto informe del PEN.
El estudio determinó que la tasa de mortalidad de las micro y pequeñas empresas es mayor entre aquellas orientadas al mercado local y que por lo tanto no participan en las exportaciones.
"(…) Del total de microempresas existentes en 2005, nueve de cada diez (88,5%) de las que no murieron tenía el mismo tamaño doce años después. De las empresas que eran pequeñas en 2005 (entre 11 y 35 empleados), un 31,5% se redujo a micro, un 48% se mantuvo y solo un 20% logró expandirse", concluyó el PEN después de analizar la trayectoria de los emprendimientos que existían en el 2005 y que seguían con vida en el 2017.
El efecto de esto es que la mayoría de los emprendimientos tienen "persistentes dificultades" para generar empleo y para adoptar innovaciones productivas y tecnológicas.
Los negocios con mayores posibilidades de sobreviva superior a los 5 años son los que se instalan en las regiones Central-Gran área Metropolitana (GAM), Huetar Norte y Huetar Caribe, con un porcentaje superior a un 63%. Todo lo contrario ocurre con los emprendimientos que están en el resto de las regiones.
"La apuesta económica del país, centrada en la atracción de inversión extranjera y el impulso a las exportaciones, requiere el complemento de una política de fomento para los sectores tradicionales, especialmente los ubicados fuera del área metropolitana, con el fin de revertir las crecientes brechas territoriales y de productividad que debilitan la economía", analizó el Informe.
La investigación del PEN también determinó que entre el 2006 y el 2016 se crearon 46.389 empresas formales y cerraron 19. 203, en promedio en el país se extinguen 1.746 negocios cada año, un 2% del parque empresarial, lo cual implica pérdidas en puestos de trabajo. Durante ese mismo periodo se acumularon 96.241 puestos de trabajo y se perdieron 33.492, para un saldo neto de 62.749 puestos.
