Centroamérica & Mundo

Dionisio Gutiérrez: 'La impunidad es la verdadera fuente del atraso'

Vuelve a la escena televisiva de Guatemala con el programa “Razón de Estado”, una tribuna crítica con respecto a los temas que afectan a su patria y a la región.

2018-11-20

Por Ingrid Roldán Martínez

Dionisio Gutiérrez, empresario, sociólogo, comunicador y presidente de Fundación Libertad y Desarrollo, habla sin tapujos, sin mediastintas, sobre los problemas y desafíos que enfrentan el sector empresarial, la clase política y la sociedad en general de Guatemala.

"Sin duda alguna Guatemala es un país que no solo no está en el radar del mundo occidental desarrollado, lo que somos es una molestia para Naciones Unidas, para Washington y para la Comunidad Europea. El ruido que hacemos simplemente nos desprestigia más. Tener un gobierno como éste es motivo de vergüenza y eso es algo que los guatemaltecos tenemos que reflexionar porque de cara hacia el futuro debemos buscar la forma de corregirlo", apunta en esta entrevista exclusiva a E&N.

Con su nuevo programa televisivo "Razón de Estado", Gutiérrez pretende contribuir a la educación cívica y política de su país, de cara a un nuevo proceso electoral, que se celebrará en junio de 2019.

Usted ha dicho en varias entrevistas que lleva 40 años de actividad política, de abordar los temas importantes para Guatemala, ¿Le parece que la situación del país ha cambiado en algo?

Tengo 40 años de ser un activista, eso es lo que yo me considero. Los seres humanos cometemos el error de pretender que en nuestro tiempo de vida los pueblos, las naciones, evolucionen y se conviertan en los pueblos y las naciones de nuestros sueños.
No sucede así. Toma generaciones y siglos el transformar realmente una nación, el construir una cultura que sea propicia para el desarrollo y para la consolidación de un modelo político funcional que responda a las necesidades y los anhelos de los ciudadanos.
Yo creo en la democracia liberal, creo en los principios de la república, la división de poderes. Soy un liberal, me considero un liberal. Es cierto, en los 40 años que llevo de ser activista, lo que hemos tenido son momentos, oportunidad y esperanza que hemos aprovechado
mal. Luego, hemos tenido un ataque sistemático por parte de todos los grupos criminales; grupos de interés que no tienen ningún tipo de visión y que son egoístas, superficiales, poco comprometidos; grupos, yo diría, de todos los sectores de la sociedad que buscan un beneficio inmediato y de corto plazo.

Eso lo que ha hecho es que perdamos el ritmo y el flujo para que el país vaya evolucionando y, para efectos prácticos, la región vaya evolucionando de un forma correcta y propicia para las necesidades de los pueblos.

Con el Comisionado de Cicig Iván Velásquez fuera de Guatemala, Thelma Aldana bajo investigación en el Congreso y un MP "vigilante" como dijo un fiscal en Twitter, ¿cuál es su pronóstico de hacia dónde vamos?
Dar pronósticos es complicado en un país que tiene tantas distorsiones y problemas como el nuestro, pero si tuviera que hacer un pronóstico yo creo que, al final, Guatemala ha demostrado a través de su historia que por muy mal que estemos en un momento determinado y por muy malas intenciones que puedan tener los grupos gobernantes, el país siempre logra abrir espacios, reivindicarse y darse una nueva oportunidad. Creo que esta vez sucederá lo mismo.
Este gobierno está a 10 meses del próximo proceso electoral. El pronóstico va a depender realmente de qué logremos en ese próximo proceso electoral, que la oferta política sea más presentable, más responsable, que se vea más capaz de enderezar el rumbo del país. Ahí podremos estar más optimistas sobre el futuro.

¿Cómo queda Guatemala ante el escenario internacional en el contexto actual?
Los diplomáticos no dicen lo que piensan, pero sí sabemos que lo que sienten es que somos un país ingobernable, que somos un país con políticos deshonestos, con élites poco comprometidas, cuando no cómplices o totalmente indiferentes de la realidad del país.
Sin duda alguna Guatemala es un país no solo que no está en el radar del mundo occidental desarrollado, lo que somos es una molestia para Naciones Unidas, para Washington y para la Comunidad Europea.
El ruido que hacemos simplemente nos desprestigia más. Tener un gobierno como éste es motivo de vergüenza y eso es algo que los guatemaltecos tenemos que reflexionar porque de cara hacia el futuro debemos buscar la forma de corregirlo.

Usted acaba de mencionar a un empresariado cómplice o a un empresariado indiferente, ¿no cree que esta situación también les afecta a ellos?
Como en cualquier sector de la sociedad, hay distintas personas y grupos. Dentro del sector empresarial hay grupos que están comprometidos con el statu quo, con que aquí nada cambie. Incluso lo pueden estar planteando con buenas intenciones, pero no por eso están en lo correcto.
Por supuesto, hay grupos empresariales en la región que lo que buscan es una evolución positiva, la modernización de la región, de la política, de la economía, el lograr crecimiento económico más fuerte, pero tenemos el problema de que falta mucha visión política en los empresarios. La mayoría de ellos son buenos para producir y vender lo que producen, pero son muy malos para la política. El no entenderla con más profundidad nos hace cometer errores muy graves y nos hace muchas veces quedar en ridículo, nos hace ver como un sector insensible, poco comprometido y sin visión de Estado.. Eso hay que cambiarlo.

Los empresarios centroamericanos, dada la dinámica política que tiene la región en la que vivimos y, sobre todo, nuestra realidad social y económica, no tenemos alternativa. Tenemos que dar un paso al frente con mucha decisión para hacer el esfuerzo de comprender mejor la política y darle una salida más digna a la situación de la región.

Hace unos meses surgió la iniciativa del Frente Ciudadano contra la Corrupción, ¿cree que es importante que los distintos sectores se involucren en iniciativas similares?
Absolutamente. Yo creo que así como el Frente contra la Corrupción fue un buen ejemplo, lo que Guatemala realmente necesita es un acuerdo de mínimos de las élites del país.
Somos un país con un nivel de problemática tan profunda, tan compleja, que pide una serie de soluciones tan grandes que tomaría 15 o 20 años implementar, en este momento para dar oxígeno a un país que se asfixia, lo que hace falta es que las élites del país, de un centro izquierda a un centro derecha razonables, logren coincidir en cinco cosas que son las que el país necesita para poder dar un poco de tracción, para empezar a salir adelante.

¿Cree usted que la corrupción ha permeado todas las estructuras de la sociedad guatemalteca?
Absolutamente. La cultura que se construyó en Guatemala es una cultura de corrupción, de dejar hacer y de dejar pasar. Al final la corrupción sin justicia es impunidad y la impunidad es la verdadera fuente de la pobreza y el atraso que vive Guatemala.
Está demostrado en suficientes estudios que el subdesarrollo político es la causa de la pobreza y el atraso de los pueblos. Una de las características del subdesarrollo político es precisamente la corrupción y la falta de un estado de derecho.

Algunos empresarios están enfrentando procesos ante la justicia guatemalteca, algo que nunca se había registrado en el país, ¿cree usted que es necesario o comparte la idea de algunos sectores de que se está haciendo justicia selectiva?
Son dos preguntas. Una, sí, hay empresarios de diferentes grupos que están enfrentando procesos judiciales. Algunos cometieron errores administrativos con buena o mala fe, tendrán que responder ante la justicia. Otros tienen problemas más profundos porque se han involucrado en una forma conspirativa con grupos criminales para participar en la corrupción del gobierno.
También han respondido o van a responder ante la justicia. Luego, el tema más de fondo es la justicia selectiva: yo quiero seguir creyendo en el esfuerzo de CICIG, sobre todo con el comisionado Iván Velásquez, el hecho de que le haya tocado desmantelar uno de los gobiernos más corruptos de la historia de este país como lo fue el del Partido Patriota y (Otto) Pérez Molina. Como ése era visto como un gobierno de derecha, entonces a Iván Velásquez se le vio como un fiscal de izquierda.
Lo mismo alegan en Brasil, un gobierno de izquierda que fue perseguido por un fiscal considerado de derecha o en Argentina con el caso de los Kirchner y la señora Cristina Fernández, más de lo mismo.
Hay este juego ideológico hipócrita, en el cual todo va en función desde dónde se esté persiguiendo la corrupción, le ponemos cara ideológica. En el tema de justicia selectiva se acusaba a la CICIG de tener una agenda de izquierda, sin embargo fue muy comprensiva, incluso benevolente, con empresarios que tuvieron algunos problemas con la ley.

¿Qué piensa del papel del empresariado organizado en la actual coyuntura?
El empresariado en América Latina y en especial en países como Guatemala tiene el problema de ser producto de los procesos políticos de sus países. En el caso de Guatemala, pesa el conflicto armado, fueron 36 años de guerra y de muchos problemas para el sector privado.
Ser empresario en Guatemala no es fácil, pero eso no quita el problema de que construyó una cultura política en el empresariado muy conservadora, entonces siempre llegan tarde a los posicionamientos políticos, siempre se expresan a última hora y por eso quedan mal.
Mi posición ha sido, en público y en privado, que tienen una posición política débil, superficial y poco comprometida con los verdaderos objetivos de construir una república democrática liberal, con un Estado de Derecho, como debería ser Guatemala, en vez de estar apoyando a gobiernos tan impresentables como el actual porque le tienen miedo a grupos como Codeca o similares. Al final asumen esas posiciones en función de sus miedos y no de principios y eso es un error muy grave.

Guatemala está en año pre electoral, ¿de qué manera ve usted que se están acomodando las piezas?
Lamentablemente lo que vemos es que tenemos mucha de la misma oferta de siempre, improvisada, oportunista. No hemos logrado identificar un proyecto serio que esté planteando realmente un proyecto de Estado, un proyecto de Nación. No vemos equipos preparando o formulando políticas públicas para empezar a hacer el trabajo que el país necesita.
Entonces, da la impresión de que vamos a un proceso electoral típico, como los que tienen a Guatemala en las circunstancias que vemos hoy.

¿Su nuevo programa abordará esta coyuntura?
Sin duda. Razón de Estado va a ser un programa presente en la realidad del país. Vamos a cuestionar todo en función de fortalecer estos valores democráticos y republicanos. Funcionaremos como una tribuna que va a ser explícita, liberal y que va a ser incómoda para mucha gente, estamos conscientes de eso.

¿Apoya algún movimiento de cara a las elecciones próximas?
No. Yo, como siempre lo he hecho, excepto en dos ocasiones en mi vida, he mantenido, y especialmente ahora que iniciamos con la tribuna de Razón de Estado, voy a mantener absoluta independencia de cualquier proyecto político electoral.

12 ejemplares al año por $75

SUSCRIBIRSE